Hoy la Constitución Española celebra su 41º aniversario, pero últimamente parece que gusta cuestionar su vigencia. Aquel 6 de diciembre de 1978 los españoles nos dimos otra oportunidad y la Constitución cobró un protagonismo especial pues estableció un marco de respeto, logro abrir un espacio común de dialogo y de entendimiento, garantizando la unidad de España y apostó por el estado de derecho. Fueron muchos los españoles que la votaron con la ilusión de abrir las puertas a una España en libertad. La Constitución construyó los cimientos de un Estado fuerte y definido, que se enorgullece de su pluralidad, y nos permitió cerrar las páginas más oscuras de nuestra reciente historia, para abrir el horizonte hacia un futuro prometedor dentro de Europa, y consolidarnos como una de las democracias occidentales más sólidas.

Aquella Constitución obtuvo un amplio consenso de las fuerzas políticas y el respaldo de la mayoría de los españoles, que tenían más ansias de libertad que de revanchas, supieron coser las costuras de una España enfrentada, desterrando temores a base de esperanza, libertad y democracia y desde el sosiego y la reflexión, aceptaron desde el consenso y el respeto, el reto de dibujar su futuro, nuestro futuro.

Nuestra Carta Magna hoy, sigue igual de vigente que entonces, porque el código de valores sobre el que se cimienta, ha servido y sirve para ordenar democráticamente la convivencia, contribuye a la fortalecer la cohesión social y garantiza la igualdad de todos los españoles y los territorios.

Han pasado 41 años, pero creo que el marco de respeto es fundamental para la convivencia y la credibilidad. Les confieso que unos de los actos más emotivos a los que me he enfrentado cada inicio de legislatura, es el solemne acto de juramento de nuestra Constitución. Quizás sea por eso que me duela tanto ver cómo un acto tan serio y solemne hay quienes lo quieran convertir en el festival de las ocurrencias, con fórmulas que se alejan del verdadero respeto a la Norma y a los ciudadanos que depositan la confianza en nosotros que somos quienes tenemos en nuestras manos su presente y el de generaciones futuras.

*Alcaldesa de Benicàssim