No ha acabado el año y nos encontramos ante una nueva cita electoral. Es comprensible cierto desánimo y hartazgo en la ciudadanía, pero no perdamos de vista que unos comicios representan una nueva oportunidad para decidir nuestro futuro más inmediato como sociedad. No podemos permanecer indiferentes ante una convocatoria electoral en la que nos jugamos tanto. Quedarse en casa y ver cómo otros deciden por nosotros es un acto que podríamos pagar caro.

Damos por hecho que las conquistas sociales son irreversibles, pero en la Historia abundan ejemplos que demuestran lo contrario. El 10 de noviembre habrá que elegir entre un gobierno progresista que garantice la justicia social y la convivencia, y uno de derechas en el que el extremismo amenaza los más amplios consensos alcanzados hasta la fecha.

En esta disyuntiva, el PSOE es el único capaz de garantizar un gobierno estable que dé una respuesta progresista a los retos actuales en materia de empleo, violencia machista, cambio climático, vivienda o pensiones. En la era de la sociedad líquida, donde los mensajes se limitan a 140 caracteres, la memoria es corta y la exigencia de inmediatez merma el espacio de la reflexión, quiero aprovechar estas líneas para recordar.

Recordar que el PSOE es el partido que ha impulsado los más grandes avances sociales de la historia reciente en nuestro país. Es el partido que ha ampliado los derechos civiles y ha abordado las grandes cuestiones. Así lo demuestran leyes pioneras en el contexto europeo como las del matrimonio homosexual, la dependencia o la violencia de género, que han visto la luz gracias a gobiernos socialistas.

También un gobierno socialista promovió la primera ley que ha permitido dignificar la memoria de los asesinados y represaliados en la Guerra Civil y la dictadura. Queda para la posteridad que es el Gobierno de Pedro Sánchez el que ha exhumado los restos de Franco, el que ha separado al verdugo de sus víctimas y el que ha hecho más digno este país saldando una deuda histórica.

Todavía hoy hay quienes piden que los homosexuales vuelvan al armario, quienes niegan la violencia contra las mujeres, quienes exaltan épocas pasadas de terror y represión.

Y enfrente, antes, ahora y siempre está el PSOE. En tiempos en los que ni se atisbaba el #MeToo, el PSOE impulsaba el feminismo y ponía a las mujeres en el centro de la política; cuando aún era norma discriminar a las personas por su orientación sexual, el PSOE, al lado del colectivo LGTBI, dio a luz una ley que removió los cimientos de la sociedad tradicional; y fue el PSOE también el que se preocupó por restaurar la dignidad arrebatada a las víctimas del franquismo. Bienvenidos a todos aquellos que mucho después se han sumado a luchas que las y los socialistas llevamos librando desde hace décadas.

Ya en la actualidad, en una cuestión nuclear como el debate territorial, el PSOE es el partido que ha puesto cordura donde solo había crispación, y diálogo donde imperaba la confrontación, con talante y, a la vez, desde la defensa firme, como siempre, del Estado de derecho.

Tenemos una nueva oportunidad para apostar por la estabilidad, la convivencia y la igualdad. No la malgastemos.

*Presidenta del PSPV de Castelló