En 2011, cuatro partidos nos unimos en un proyecto común: los intereses de Vila-real por delante de los partidos. Para ello, fue necesaria paciencia, humildad, esfuerzo. Como decimos aquí, «molta categoría». No me cansaré de recordar a uno de mis maestros, Pasqual Batalla.

Desde el inicio de esta legislatura he notado agresividad, sobreactuación y desorientación en los cuatro partidos de la oposición. Ahora, han empezado a compartir argumentos, acciones y críticas de forma sospechosa.

El final de cada año es complicado en los ayuntamientos y en el nuestro, con graves dificultades económicas heredadas, mucho más. Pese al esfuerzo para pagar cuanto antes, teníamos 156.000 euros en facturas del 2018 y había que convocar el pleno antes de fin de año para pagarlas. Se informó a todos los grupos la semana pasada y varios concejales de la oposición pidieron que fuera el 23, para conciliar la vida familiar en estas fechas. Lo entendí y me puse a ello. Estaban todos preavisados y les fuimos pasando documentación a medida que los técnicos la completaban. Varios funcionarios, sometidos a un estrés sobrehumano, trabajaban para completar el expediente y convocar formalmente. Yo salía y entraba del despacho para coordinar la convocatoria. Algunos ediles de la oposición esperaban en Alcaldía, otros ante las máquinas expendedoras y otros tomando un café para hacer tiempo (nadie me dijo ni mu).

El preceptivo informe del interventor llegó pasadas las 16.00 horas y convocamos la sesión. En sus escaños, me disculpé y expliqué las dificultades que habíamos tenido (y nadie dijo ni mu). Solo el portavoz del nuevo cuatripartito, el señor Sancho, me preguntó si la sesión era pública. Lo único que le interesaba, para que me entiendan, es si se iba a grabar o no, para enfocar su circo de una u otra manera.

Una vez pública, cámara y acción. De forma perfectamente orquestada, el nuevo cuatripartito (PP, Cs, Compromís, Vox) votó «no» en bloque a la urgencia y, a continuación, todos al unísono repitieron un discurso preparado, criticando falta de tiempo. Le dije al secretario en voz alta que iba a suspender el pleno y llevarlo al día 30. El circo del nuevo cuatripartito no podía poner en entredicho la seriedad de la institución. Al cuatripartito del 2011 nos unía un proyecto de cambio para Vila-real. Al PCCV les unen dos cosas: la falta de proyecto y desgastar al gobierno.

Pero no se dan cuenta de que, para atacarme a mí y confundir a la ciudadanía, hacen daño a los funcionarios, a las empresas y a los ciudadanos, cada vez más incrédulos con los políticos. No me extraña.

Quiero pedir a todos mil disculpas y agradecer a los funcionarios el gran esfuerzo que hicieron y hacen cada día. Algunos ciudadanos, que no entendían lo sucedido, me dijeron: «quina poca categoría». No se puede definir mejor.

Levanté la sesión y me dirigí a comer. Eran casi las 17.00 horas y no había salido desde las 7.30. Me dirigí al restaurante donde habíamos reservado la comida de Navidad de la corporación y, al llegar, tan solo estaban mis compañeros de gobierno. El circo no había acabado; el nuevo cuatripartito remitía un mensaje: decían no poder venir para «trabajar en el expediente». Pedimos disculpas al restaurante y les agradecimos que nos hubieran estado esperando hasta esas horas. Decidimos pagar las plazas de los que no habían venido y hacer llegar la comida a Cáritas para la gente que lo necesita.

Estos son los hechos. Juzguen ustedes mismos.

*Alcalde de Vila-real