Después de la pausa del verano, os saludo a todos en el Señor. Poco a poco se va poniendo en marcha un nuevo curso. También en nuestra Iglesia diocesana, en nuestras comunidades parroquiales y religiosas, movimientos, asociaciones y grupos nos disponemos a comenzar un nuevo curso pastoral al servicio de la misión evangelizadora que Jesús nos ha confiado.

Este mandato del Señor de hacer cristianos, discípulos misioneros del Señor, es tremendamente actual y muy urgente en nuestra Iglesia diocesana. El gran reto de nuestra Iglesia diocesana es hoy, como en los primeros tiempos, llevar a las personas y bautizados al encuentro o al reencuentro transformador y salvador con Cristo; un encuentro, que haga verdaderos cristianos. Desde hace años estamos encontrando dificultades crecientes para engendrar y tallar en la fe y la vida cristiana a las nuevas generaciones. Con frecuencia lamentamos con tristeza y desazón que quienes reciben los sacramentos de la iniciación cristiana (bautismo, confirmación, eucaristía) no llegan a ser discípulos de Jesús y testigos suyos en la Iglesia y en el mundo, y que pronto se alejan de la Iglesia.

Antes de nada hemos de asumir que el contexto social ha cambiado radicalmente. El pluralismo religioso, la secularización de la sociedad y de las instituciones, la descristianización ambiental, el laicismo excluyente y beligerante, el proceso de alejamiento y el abandono de numerosos bautizados, el fuerte impacto de los medios de comunicación sobre todo en niños y jóvenes, el debilitamiento de la familia en su tarea educadora y transmisora de la fe, entre otros fenómenos, cuestionan la iniciación cristiana, tal como la seguimos ofreciendo en general.

Por todo ello, al comenzar un nuevo curso tendremos una Jornada diocesana de Apertura del Curso pastoral sobre la Iniciación cristiana.

*Obispo de Segorbe-Castellón