Querido lector:

A veces los mantras, los tópicos, las asociaciones de ideas o creencias adscritas a determinadas ideologías o posicionamientos políticos nos llevan a asumir como ideas comunes arquetipos, estereotipos ideológicos o sociológicos... que condicionan incluso nuestra forma de pensar. Por ejemplo, en economía la derecha es liberal y la izquierda socializadora. En materia empresarial o laboral, la derecha está con los empresarios y la izquierda con los trabajadores. En cultura, la derecha es mas retro y la izquierda más progre. En temas religiosos y ético-morales, la derecha es cristiana y la izquierda laica. En relación al medio ambiente, la derecha es retroactiva y la izquierda proactiva. Así... hasta en el fútbol, donde parece que la derecha es del Madrid y la izquierda del Barça.

Fuera del tópico futbolístico y de la base real o ficticia que puedan tener estas asociaciones conceptuales, sí que en la historia política reciente valenciana la idea del centralismo se ha asociado a la derecha y la idea de la vertebración con la izquierda.

Pero hete aquí, que en relación con Castellón estamos asistiendo, aún de forma incipiente y al menos en apariencia, a ciertos tics centralistas por parte del nuevo Consell, proveniente del pacto de izquierdas del Botànic, que es nuestra obligación poner encima de la mesa.

En Cultura, si no se advierte desde Castellón sobre la tendencia centralista cultural de Culturarts, la Conselleria, cuyo titular es de Castellón (y le tocó la fibra sensible), no actúa. En Medio Ambiente, las mismas organizaciones ecologistas, Gecen o Acció Ecologista, ya han advertido que se está poniendo en peligro la gestión de los parajes naturales, afectados por problemas a los que no se les da solución en parte por el centralismo pernicioso con la falta de gestores in situ, además de la falta de fondos. En Turismo y Deporte asistimos en los últimos meses a una verdadera guerra competencial entre Consell y las diputaciones provinciales de Castellón y Alicante. En Sanidad también y ahora se suma de nuevo la tensión con la centralización del 112.

¿El mundo del revés?