Hermanos: el próximo domingo 14 de febrero, San Valentín, van a celebrarse las elecciones autonómicas de Cataluña. Con la dudosa esperanza de que el amor fluya entre los catalanes, no es de eso de lo que os quería hablar hoy. Los tiros van por otro lado.

Parece ser que la democracia va a tener un serio problema para ocupar las mesas electorales con los presidentes y vocales que dirijan el proceso electoral. Unos porque estarán enfermos de covid-19 (sea cual sea la cepa), otros porque tendrán miedo a coger la enfermedad ante la afluencia de personal a los colegios electorales, y otros porque aprovechando el cuento ya tienen una excusa para alegar sus pocas ganas de pasarse un domingo pringados .

Menos a los interventores y los apoderados de los partidos, por regla general a la gente no le hace gracia que le toque esta Lotería de la Democracia. Pero sin esta lotería no hay democracia. Pero bueno, seamos realistas, la gente no está dispuesta y menos ahora con la pandemia encima.

Por otro lado, existe un porcentaje de insolidarios que se dedican a incumplir las normas haciendo fiestas ilegales, paseándose sin mascarilla y otras cosas similares. Pues bien, a los que les han levantado acta, es decir, a los que se les ha puesto una multa de toda la vida, y que son muchos, deberían haber entrado en un bombo especial a la hora de escoger a los presidentes y vocales de las mesas. Evidentemente ellos no tienen miedo a contagiar o contagiarse, y están obligados a reparar sus actitudes insolidarias con obligaciones para la sociedad.

Ahí lo dejo para las próximas elecciones. Porque a estas ya no llegamos. H

*Urbanista