CARTA AL DIRECTOR

Aunque las dos palabras vienen del latín tienen significados muy diferentes y sin embargo, en según qué casos, están absolutamente vinculadas.

Cuando se habla de que se ha cerrado el «ocio nocturno» sería más idóneo decir que se ha dado una estocada a un negocio que vive del ocio, que da trabajo a miles de personas y que supone una importante aportación al PIB (producto interior bruto).

Sin entrar a valorar si la medida es apropiada y necesaria, ante la que se han levantado los empresarios del sector por lo que significa de pérdida de negocio y consecuentemente despidos masivos y cierres de empresas, creo que se podrían haber buscado otras formulas que no implicara necesariamente un cerrojazo total al ocio nocturno y su repercusión sobre una de las actividades más demandadas por propios y por extraños.

Por lo expuesto considero que cuando se anuncia en grandes titulares que se cierra el «ocio nocturno», sería más apropiado decir «negocio» nocturno , porque lo que realmente se cierra es el negocio y en consecuencia también el ocio.

Al margen de etimologías lingüísticas, lo cierto es que esta medida va a causar un notabilísimo perjuicio a un sector muy importante de la vida social de nuestro País.

Quizás hubiera sido más oportuno antes de tomar una medida tan drástica buscar otras alternativas que no sentenciaran a todos por igual, como podrían haber sido las de localizar , controlar los principales focos de contagios y tomar medidas contra los que no cumplieran la normativa.

Cualquier medida sanitaria restrictiva y eficaz que se aplique para combatir el coronavirus será siempre plausible, pero hacerlo de forma indiscriminada, como se ha hecho en este caso, me parece, cuanto menos, exagerada, innecesaria e injusta.

Enrique Stuyck Romá