Durante estos días de vacaciones he podido disfrutar de unos días de desconexión en tierras escocesas: Edimburgo, Stirling, el lago Ness, una serie de enclaves que recomiendo visitar. No obstante, para mi sorpresa, me topé con alguna bandera estelada y algún símbolo independentista, que asombraba tanto a residentes como a turistas. Recordé, entonces, la situación que se vive en Cataluña y el trabajo que hacen mis compañeros de Ciutadans en su tierra para garantizar la neutralidad de las calles, los pueblos y las plazas, ante la inacción del Gobierno de Pedro Sánchez, que sigue mirando hacia otro lado.

El separatismo ocupa las calles en su intento de manipular la realidad, pretendiendo patrimonializar el espacio que es de todos, haciendo caso omiso a la mayoría de catalanes que no apuesta por la secesión. Y es que la ocupación del espacio público tiene efectos nocivos para la convivencia, y también para la economía: este mismo agosto hemos tenido constancia de una caída del 50% del turismo nacional en Cataluña.

Lo cierto es que es lamentable que Sánchez permita que el separatismo cope el espacio público con símbolos que vienen a decir que España es una suerte de dictadura que persigue a las personas por sus ideas. Una mentira más, por cierto, que algunos líderes del procés huidos de la justicia siguen intentando airear a los cuatro vientos, como es el caso de la señora Clara Ponsatí, precisamente desde Escocia.

Desde Cs no nos vamos a amilanar. A diferencia de Sánchez, no le debemos nada al separatismo. Vamos a defender al Estado de los ataques anunciados por Torra, porque son la inmensa mayoría de catalanes los que creen en una España unida, fuerte y con un proyecto de futuro dentro de la Unión Europea.

*Diputada de Ciudadanos en el Congreso por la provincia de Castellón