Que los fondos Feder de la Unión Europea van a transformar Almassora es un hecho. Lo dije en cuanto nos anunciaron la concesión de los cinco millones de euros que complementaremos con otros cinco millones de fondos municipales. Pero hoy es ya una evidencia que, por ejemplo, está cambiando la Vila. Mucho se ha hablado del Plan Especial de la Vila. Mucho y durante muchos años, pero lo cierto es que hasta ahora no habíamos visto un ladrillo en todo el casco antiguo.

Un barrio con un potencial enorme merecía mucho más que titulares y promesas que no se materializaban. Dicho y hecho. En estos momentos la calle San Joaquín, la entrada por el Raval y la plaza de la Iglesia cambian de fisonomía con vistas a la regeneración, a la modernidad con respeto al Bien de Interés Cultural, a un futuro que tiene que pasar por la llegada de vecindario, nunca con el abandono de viviendas.

La Conselleria de Patrimonio indicó a los técnicos municipales las piedras más respetuosas con el entorno y hoy el pavimento va tomando forma mientras en el despacho ya planificamos la continuidad de la actuación en el resto del barrio. La plaza Mayor y las calles perpendiculares a San Joaquín y San Vicente formarán parte de la reforma prevista para el año 2021 con un presupuesto de 400.000 euros.

Afortunadamente, quienes no creían que conseguiríamos una subvención tan cuantiosa se dan de bruces con la realidad: las obras de la primera fase entran ahora en la recta final con todas las garantías de la Conselleria de Patrimonio y los técnicos municipales y con la seguridad de que mejorarán nuestro barrio. Por encima de los gustos personales, ver calles sin bordillos enormes en las que los peatones serán los protagonistas y el entorno recuperará valor y será un atractivo más de la ciudad, merece la pena. Y mucho. H

*Alcaldesa de Almassora