Querido lector, en mi pueblo, la Vall d’Uixó, se han juntando las fiestas de Pascua con las locales de Sant Vicent Ferrer y eso quiere decir que han sido muchos los días que se han podido utilizar para estar y comer con la familia y los amigos.

En una de esas comidas con el paisanaje escuché unas cuantas críticas contra Pedro Sánchez, el secretario general del PSOE, que me parecieron infundadas. Incluso, recuerdo, que dije allí lo que ahora digo aquí: que entendiendo la crítica como algo necesario, como signo de madurez, algunas eran ajenas y hasta contrarias a la realidad. Es decir, más que un análisis discutible aquello era casi un insulto en la medida que sonaba como algo inventado para el descrédito. Circunstancia que motivó mi opinión con el fin de oponerme y, sobre todo, decir lo que pienso y mantenerme sincero. Única forma de hablar o de escribir de política sin caer en la incoherencia, la manipulación o el dogmatismo sectario.

¿Qué pasó? Poca cosa. Pero no es cierto que Pedro Sánchez es el responsable de que en este país, en España, no cuaje un acuerdo entre el PSOE, Ciudadanos y Podemos para formar un gobierno de cambio que posibilite el necesario progreso de la patria y el bienestar de sus ciudadanos. Más bien es al contrario. Es decir, Pedro Sánchez es el único que ha defendido el acuerdo a tres. Pedro Sánchez es el único que ha dicho públicamente que los contenidos de las propuestas electorales posibilitan un programa y un gobierno de cambio con tarea para varios años. Pedro Sánchez es el único que ha recordado que en la transición y por el bien de España otros llegaron a acuerdos con quienes los encerraban en la cárcel… etc. Incluso, este lunes, Pedro Sánchez aún ha solicitado el último esfuerzo para aprovechar los días que quedan y no perder un año.

Querido lector, pactar en política siempre ha sido una tarea difícil. Tan difícil como abandonar las aspiraciones partidistas y situar como eje central los intereses de los ciudadanos, el bien común. Pero pactar es casi imposible cuando lo debes hacer con quien aspira aprovechar cualquier ocasión para ocupar el espacio del otro. Y eso es lo que está pasando, según mi criterio, con Podemos. Digo con ello que una parte de Podemos, la de Pablo Iglesias, la dominante en estos momentos, esta más interesada en ser la referencia mayoritaria de la izquierda y, para eso, el pacto o los intereses generales no son el camino sino las elecciones. Aquello que puede ayudar a cambiar una realidad que no gusta. Aunque, eso sí, están en su derecho y, además, votar en democracia no es un drama. En definitiva, pactar o no, es cosa de varios. H

*Experto en extranjería