La izquierda de nuestro país está en los últimos días poniendo como ejemplo de posible modelo de gobierno en España al de Puig y Oltra, dicho de modo coloquial, un gobierno a la valenciana.

Pero realmente, ¿qué es un gobierno a la valenciana? De entrada es un mezcla de tres elementos que puede producir más de una indigestión. Seguramente quienes afirman querer esa mezcla desconocen algunos datos. En primer lugar un pacto a la valenciana es un repelente para la inversión, expulsa a futuros inversores de la Comunitat. Ejemplos como la Marina Real en Valencia, Ikea en Alicante, AlcoInnova o Puerto Mediterráneo en Paterna son sinónimos de fuga de 2.250 millones de inversión y 32.500 puestos de trabajo que el Consell de Puig prefiere no ver y los espanta. No en vano, la inversión extrajera en la Comunitat se redujo en el 2015 un 70% respecto a 2014 datos del Ministerio de Economía.

Pero además de eso, es subida de impuestos y tasas como se recogen en los presupuestos de la Generalitat valenciana 2016, incumplimiento del déficit público aumentándolo, mientras el PP lo bajó, o es aumentar la deuda en seis meses en más de 1.900 millones de euros.

Un pacto a la valenciana es, por tanto, más déficit, más deuda, más impuestos y tasas, y la huida de inversores. Yo sigo prefiriendo la paella valenciana. Feliz digestión. H

*Diputado autonómico PP