Es francamente desalentadora la absoluta falta de sensibilidad de la Conselleria competente en Medio Ambiente con la Serra d’Espadà, que como saben sufrió el peor incendio en años el pasado verano. Y digo desalentadora por no calificar de absoluta desidia la postura de la Generalitat con el pulmón más preciado de la comarca de la Plana que nueve meses después no ha recibido ningún tipo de actuación de regeneración. Es más, no la ha recibido y seguramente no la va a recibir después de conocer que el Consell ha dotado con tal solo 6.000 miserables euros las reclamaciones de daños solicitadas por los vecinos afectados y después de que en Mediterráneo hemos comprobado a lo largo de esta última semana que ni Agricultura, ni Medio Ambiente, ni Presidencia se habían acordado de que este paraje natural se vio afectado por las llamas, ni que habían anunciado un plan de regeneración a bombo y platillo inmediatamente después, ni que habían pedido al Gobierno central 750.000 euros para colaborar en el citado plan (de los que habían recibido 150.000), ni que la administración autonómica debía destinar también recursos propios a esta acción.

Después de un recorrido de varios días por todos los departamentos de la Generalitat que pudieran estar implicados, concluimos con resignación que una vez acabado el fuego y una vez prometido lo prometido, nadie, ni un solo departamento autonómico, había realizado nada. Y lo que es más grave, ni sabían que debían haber hecho algo. Muy fuerte.

Los alcaldes de los municipios de la sierra implicados tampoco habían recibido ninguna comunicación. Las organizaciones ecologistas consultadas tampoco sabían nada. Y claro, los vecinos que habían solicitado las ayudas prometidas, menos. Todo así hasta que alertados por nuestras consultas... deciden aprisa y corriendo destinar esos euros que habían recibido del Gobierno a la primera actuación demandada, en este caso por el Ayuntamiento de Artana, para talar y limpiar una zona concreta de árboles totalmente calcinados y adoptar de mala manera la decisión de otorgar las ayudas pedidas por los particulares, junto con los afectados del resto de incendios en la Comunitat en pasado verano, tal y como lo comunicó la vicepresidenta y portavoz del Consell, Mónica Oltra, el pasado viernes. Como les digo, entre ellas, los indecentes 6.000 euros para un incendio que calcinó 1.200 hectáreas, varios cientos de ellas, en pleno corazón del paraje natural.

Tras esta experiencia, por supuesto, no se puede concluir más que lo expresado. Falta de sensibilidad, falta de operatividad, falta de responsabilidad de gobierno y una sensación de que si vuelve a ocurrir cualquier otra catástrofe ecológica de estas características, muy probable por nuetra climatología mediterránea, la confianza institucional será nula. Es más, sospecharemos inmediatamente que además de no actuar a posteriori, tendremos la certeza de que tampoco se ha hecho nada a priori, es decir, que durante todo este invierno no se ha realizado ningún tipo de política de prevención en la Serra d’Espadà ni en ninguno de nuestros bosques ni parajes naturales.

Las palabras que se han demostrado vacías cuando se prometieron actuaciones presupuestarias o una planificación de acciones de los técnicos e ingenieros forestales de la administración para la regeneración, limpieza, vigilancia o seguimiento de la regeneración natural propia, no pueden llevar a otra conclusión más desalentadora. Eso sí, a pesar de ello, por favor, ahora que va a llegar el calor y con él el riesgo de incendios, no olvidemos ser precavidos y cuidar nuestro patrimonio natural. Si la administración no funciona y nuestros políticos solo están pendientes de sus procesos de poder interno, sus cuitas particulares o de machacar al contrario, al menos funcionemos los ciudadanos.

POLÍTICA. No lo digo de forma arbitraria. En estos momentos, los dos principales partidos valencianos, al menos en número de votos, el PP y el PSPV, parece que no están para otra cosa. El primero, tras la elección de su dirección regional, anda metido ahora en un jaleo en la provincia de Valencia de aúpa que de no solucionarse puede acabar afectando a todo el PP en la Comunitat. Más allá del propio proceso interno provincial de dos candidaturas para presidir el partido, lo que se está dirimiendo es su propia independencia, su propia modernización y transición y su propia credibilidad como formación política. El hecho de que desde la dirección nacional quieran imponer a uno de los candidatos frente a la elección de la militancia, dice mucho de la naturaleza vertical de este partido y de la democracia interna del mismo. Si la castellonense Isabel Bonig no logra liderar el proceso frente a las injerencias de Génova, el nuevo y regenerado PP que pretende formar tras las graves crisis provocadas por la corrupción y las debacles electorales, no será tal. Ni el de Valencia, ni el de Alicante, ni el de Castellón tras sus congresos provinciales. Y tampoco podrá funcionar con criterio propio, por ejemplo, tal y como ha ocurrido con el acto parlamentario del 25 de abril para demandar al Gobierno central presidido por el PP una financiación y un presupuesto justo con la Comunitat.

Y por su parte, al PSPV, segunda formación en número de votos, le urge ya que finalicen las primarias nacionales y se elija a una secretaría general para clarificar su destino. La disquisición constante en la federación socialista valenciana entre la candidata Susana Díaz, mayoritaria entre los cuadros y el aparato orgánico de Ximo Puig y el candidato Pedro Sánchez, aparentemente el preferido por la militancia de a pie, está descarnando al PSPV incluso más que al PSOE nacional, precisamente porque ostenta el poder en la Comunitat y en muchos municipios.

Aunque no son los únicos partidos con problemas que dificultan la gobernanza o las políticas comunes. La formación morada Podemos, que sustenta al bipartito en la Generalitat, se encuentra inmersa ahora mismo en pleno proceso de identidad y de elección de liderazgos. La actual dirección autonómica liderada por Montiel se ha ido al traste tras la victoria de Iglesias contra Errejón en Vistalegre II y en unas semanas será sustituida por otra que, a buen seguro, no funcionará igual. Ni con el gobierno autonómico, ni con muchos gobiernos municipales a los que sustenta, bien directamente o bien con sus confluencias, como en el de Castellón. Por su parte, Ciudadanos también vive su propio calvario interno con crisis constantes de liderazgo parlamentario en les Corts..., aunque influya menos su situación en la política autonómica.

Y claro, con estas situaciones, mientras tanto Compromís se frota las manos.

(*) Director del Periódico Mediterráneo