La salud es lo más importante, pero la economía es uno de los pilares de la salud. Es más difícil estar sano física y psicológicamente en una mala coyuntura económica. El paro, el hambre o las angustias económicas no son sanas. Si frente a la enfermedad hemos sido los peores del mundo, mejor espabilarnos en el aspecto económico porque nuestro Gobierno socialcomunista no parece que este siendo muy efectivo tampoco en esto. Las previsiones de diferentes organismos, FMI, Banco de España, BBVA, FUNCAS o REAF, son demoledoras. El PIB caerá entre el 9’5% y el 15%, el déficit público crece hasta el 11%, con lo que la deuda pública podría llegar hasta el 122%. El sector público tendrá menos ingresos ( 40.000 millones) y más gastos (120.000 millones). El paro, que es lo peor, se va al 22%, más de 5 millones de personas y 4 millones más en ERTE. Además no se aprovecho la época de bonanza para sanear y prever.

Hay que dejarse de sectarismos y tentaciones estatalistas y ayudar de verdad a la económica real de todos los ciudadanos. La recesión es inevitable pero se puede moderar. Debemos proteger colectivos frágiles pero provechosos para nuestras finanzas: autónomos y pymes. Diferir o suprimir pagos de tributos y de Seguridad Social. Mas garantías públicas e impulsos fiscales. Implementar planes de choque que están siendo débiles, tardíos, mal coordinados. Necesitamos gestores expertos y no políticos demagogos sin educación financiera. Si no esto va a ser un desastre absoluto que arrasara empresas y puestos de trabajo. La ruina.

*Notario