Así tiene el presidente en funciones, Pedro Sánchez, al parlamento: secuestrado. Seis meses gobernando a espaldas del parlamento, a la oposición y a los españoles. Pero a él y a su partido, el PSOE, les da exactamente igual. Únicamente comparecen obligados para hablar de Rufián como hombre de Estado, mientras atacan a Cs y se reparten en directo aún siendo la vergüenza nacional.

Porque España continúa en marcha. Los autónomos tienen que levantar cada día sus persianas para sobrevivir; los funcionarios garantizar que los servicios públicos sigan en pie; los empresarios buscar las mejores fórmulas para seguir creando oportunidades; los estudiantes prepararse para un nuevo curso o los parados no perder la esperanza de encontrar un trabajo no precario. Por no hablar de la economía cuyo sino no es muy halagüeño.

Todo ello unido a un mes de agosto intenso con una crisis migratoria, el peor incendio que se recuerda en las Canarias, así como dos consejos europeos por los que Sánchez aún no ha dado la cara y que decidirán el rumbo de Europa en los próximos cinco años y donde se han marcado las líneas a seguir para el reto de las Emisiones 0 en 2030. Pero para el sanchismo sigue sin pasar nada.

No haría mal en hacer memoria el presidente Sánchez y recordar lo que le dijo a Rajoy cuando solo era Pedro Sánchez: «Gobierno en funciones no significa gobierno descontrolado». Donde dije digo, digo Diego.

Ni España ni los españoles se merecen un Gobierno escondido cuya máxima preocupación hasta ahora solamente ha sido cambiar colchones o viajar en el Falcon.

*Diputada nacional de Cs Castellón