Como ya habrán leído hasta la saciedad los miembros de la Cumbre por el Clima han sido incapaces de llegar siquiera a un acuerdo de mínimos. Tras las conclusiones de la #COP25 celebrada en Madrid, podemos decir que estamos como la canción de Ricky Martín con «un pasito pa’lante y un pasito pa’trás».

En lugar de avanzar, nos quedamos como estamos. Congelados. El acuerdo se basa en cumplir otro acuerdo anterior, los compromisos de París, antes de Glasgow 2020. Un esperpento. Para eso más vale que se hubieran quedado en su casa, deben de pensar muchos de ustedes. Pues casi que sí. Pero ¿saben qué es lo peor? Que ahora se apagarán las luces y dentro de dos semanas nadie se acordará de esto hasta la próxima convención, discurso reivindicativo del famoso de turno o el siguiente viaje de la activista Greta Thunberg.

Luego, el año que viene cuando a principios de noviembre rocemos los 30 grados en Castellón y el verano se acabe alargando más que el veranillo de San Miguel, nos sorprenderemos. O cuando llegue otro temporal como DANA que arrase millones en pérdidas materiales e incluso se lleve por delante vidas humanas nos asustaremos. Mientras tanto quienes tienen la responsabilidad de poner freno a este desastre, son incapaces de aclararse entre ellos.

A los políticos se nos elige para dialogar y llegar a grandes consensos. Para eso nos pagan, que se suele decir. Sin embargo, otra vez más hemos fracasado estrepitosamente. Mucho brindis al sol y pocas políticas concretas. Mucha teoría y poca práctica. Mucho foco y poca visión de la realidad.

Lo cierto es que esto se veía venir desde que los países más contaminantes rechazaran presentar planes drásticos para reducir la contaminación. China, Rusia, EEUU o India ni están ni se le esperan y de este modo, será muy difícil atajar el calentamiento global. Pero esto no es ni puede ser la excusa para que el resto eludamos la responsabilidad.

Una responsabilidad que también debería de venir de otras administraciones sean instituciones locales, provinciales, autonómicas o a nivel estatal. Nos tenemos que poner las pilas de forma coordinada para implantar un modelo lo más sostenible y respetuoso posible con el medio ambiente. Porque la lucha contra el cambio climático es cosa de todos y para todos. Ha llegado el momento de pasar de las declaraciones de intenciones a las realidades. De trabajar sobre papel mojado a mojarse por los ciudadanos. De proteger, al fin y al cabo, nuestro presente pero sobre todo nuestro futuro.

*Portavoz de Ciudadanos en la Diputación y en el Ayuntamiento de Benicàssim