Peñíscola regresa estos días al medievo para recordar el paso de la curia pontificia de Benedicto XIII por la ciudad y la estancia del Papa Luna en un momento estratégico para el desarrollo futuro de la religiosidad en el mundo, durante el Cisma de la Iglesia, hace seis siglos.

Por séptimo año consecutivo, el evento que da el pistoletazo de salida a la temporada alta turística en el destino rememora el paso del controvertido Pontífice por la ciudad con múltiples actividades para disfrutar en familia, que se han inaugurado este fin de semana.

Uno de los momentos más especiales se vivió anoche en el mismo escenario que acogió al Papa Luna, su prestigioso castillo, donde tuvo lugar una magistral actuación teatral de la obra de Vicente Blasco Ibáñez El Papa del Mar, con adaptación y dirección del reconocido director Josi Ganzenmüller.

Revivir el paso del Pontífice 600 años después en la misma ubicación, sobre la misma roca y junto al mismo mar que él lo hizo es sobrecogedor, nos llena de orgullo y nos empuja a seguir con la obligación moral, histórica y sentimenal de reivindicar todo el legado que nos dejó.

En esta última tarea está la incansable Asociación de Amigos del Papa Luna, entre cuyos socios fundadores me encuentro y cuyo trabajo es digno de mención: riguroso, académico y de marcado carácter divulgador. La entidad, que trabaja junto a distintas administraciones y universidades en aras de restaurar la dignidad del papa excomulgado, es la máxima exponente de esta honrosa causa que, desde el Ayuntamiento, vamos a seguir apoyando.

Peñíscola, Ciudad Papal es un conjunto de eventos orientados al disfrute de quienes nos visitan, una muestra de que Peñíscola pone en valor su relato y su verdad, para seguir atrayendo la mirada de los que ven en la majestuosidad de nuestro municipio mucho más allá de lo que es y será, por lo que fue.

*Alcalde de Peñíscola