Los sufridos ciudadanos que nos sentimos lo que somos por nuestro origen o adopción y, además, españoles, tenemos el corazón en un puño. ¿De qué hablo? Del próximo 1 de octubre que se avecina en Cataluña.

Catedráticos de Derecho Constitucional o Administrativo comentan en los medios de comunicación sobre las alternativas y la complejidad de aplicación de diversas medidas basadas en:

•Constitución. Aplicación del artículo 155 aprobada por la mayoría del Senado con la que cuenta el Partido Popular, aunque no parece lo más adecuado, salvo que se cuente con la cooperación de otros partidos que amplíen claramente dicha mayoría.

•Constitución. Declaración de estado de excepción, sitio o alarma, que podría aprobar el Congreso de los Diputados.

•Ley 39/2015 de Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas. Medidas administrativas que corrijan de inmediato las decisiones contra ley. Todos los servidores públicos, funcionarios y demás están sujetos directa o indirectamente a llevar a cabo o impedir actividades concretas, con la sanción, en su caso, previo apercibimiento, de apremio sobre el patrimonio, ejecución subsidiaria, multa y compulsión sobre las personas.

•Código Penal. Delitos de rebelión, sedición, prevaricación, usurpación de atribuciones, que los pueden cometer los funcionarios contra lo establecido en las leyes y en la Constitución; o de resistencia a la autoridad, desobediencia a resoluciones judiciales.

•Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, el cual, actualmente, cuenta con la posibilidad de ordenar: hacer efectivas sus decisiones, con sanciones coercitivas económicas en forma de multas; suspender cautelarmente a autoridades que incumplan sus decisiones; requerir al Gobierno de España la ejecución sustitutoria de sus resoluciones.

•Alguien también ha hablado de la aplicación de la Ley de Seguridad Nacional (36/2015) por la que todas las autoridades y los particulares quedan sujetos a las medidas que puedan adoptarse por el presidente del Gobierno mediante declaración previa de situación de interés para la seguridad nacional, con lo que puede tener el control completo y directo en cualquier situación que se catalogue de crisis, sin necesidad de hacer intervenir a otros órganos o llevar a cabo declaraciones de estados excepcionales.

Pero, además de lo dicho, generales de la reserva publican artículos que advierten de graves consecuencias; las redes sociales se llenan de vídeos históricos de tiempos pasados de los que casi nadie queda para poderlos recordar en primera persona; o vídeos burlones tanto contra los que quieren llevar a cabo un referéndum como contra los que, especialmente el presidente del Gobierno de España, dejan pudrir el problema y, de momento, no llevan a cabo acciones proactivas algunas para su resolución.

Ciertamente, después de haber dejado pasar el tiempo, ahora, esto tiene difícil solución. Pero quien gobierna y quienes han sido elegidos para tener un papel en las Cortes españolas tienen la obligación de actuar y de explicar lo que se va a hacer. Ya basta de jugar al escondite: si lo hacen los gobernantes de Cataluña, que no lo hagan los gobernantes de España. Queremos saber cómo se va a arreglar el problema. No queremos ni que se piense que vaya a haber enfrentamientos violentos de los que algunos catastrofistas nos advierten.

No quiero enfatizar, pero sí recordar, lo que ya he dicho otras veces: que la solidaridad debe tener un límite; que la unidad no está reñida con la diversidad y no tiene que ver con la uniformidad; que los sentimientos a veces no se pueden controlar con la razón; que la cooperación tiene recompensa; que uno no puede jugar el juego de la vida (en este caso, los territorios no pueden jugar ese juego) con los que siempre quieren ganar de un modo u otro; que reciprocando todos tenemos más; que siendo egoístas y estando solos todos tenemos menos porque el pastel a repartir es menor.

Por lo tanto, no abusemos unos de otros.

Y una cosa hay que decirla clara: queremos que nuestros hermanos catalanes queden dentro de una España amplia, respetuosa de las diferencias existentes y acogedora para sus hijos.

Creo que un mensaje de ilusión hacia España, desde esta orilla del mar y pidiendo amor por la diferencia en la que estamos algunos, nos tranquilizará. Son las palabras del poema Iberia de Joan Maragall, que dicen:

«Sola, sola enmig dels camps, / terra endins, ampla és Castella. / I està trista, que sols ella/ no pot veure els mars llunyans. / Parleu-li del mar, germans! // El mar és gran i es mou i brilla i canta, / dessota els vents bramant en fort combat, / és una immensa lluita ressonanta, / és un etern deler de llibertat. // Guaitant al mar els ulls més llum demanen, / bevent sos vents els pits se tornen braus; / anant al mar els homes s’agermanen, / venint del mar mai més seran esclaus. // Terra entre mars, Ibèria, mare aimada, / tots els teus fills te fem la gran cançó. / En cada platja fa son cant l’onada, / mes terra endins se sent un sol ressò, / que de l’un cap a l’altre a amor convida / i es va tornant un cant de germanor; // Ibèria! Ibèria! et ve dels mars la vida, / Ibèria! Ibèria! dóna als mars l’amor».

*Doctor en Derecho