Este sábado, Lorenzo y yo estamos contentos porque, por la cambiante atmósfera o por lo que sea, por fin hemos visto con claridad el humo de los barcos. Y estamos encontrando huellas de grandes personajes. Por ejemplo, un gran castellonense de la provincia, cuyas luces llegan hasta estas playas, es Antonio Ponz Piquer. Nació en Bejís, pero estudió en el seminario de Segorbe y allí se convirtió en eclesiástico, con nervio de viajero y escritor. Varias veces académico, es el autor de una obra capital. Se titula Viaje de España, nada menos que con 18 tomos en total. La escribió durante el siglo XVIII que es cuando él vivió. He abierto uno de sus tomos y voy a copiar literalmente lo que dice: “Benicasi es hoy un antiguo castillo con título de Baronía, en cuyas inmediaciones ha comprado un territorio el Ilustrísimo Señor Don Francisco Pérez Bayer, donde ha fundado una iglesia dedicada a Santo Tomás de Villanueva, pero pueden también oir misa los vecinos que habitan en varias caserías de aquel distrito. Dicha iglesia, aunque no de las más grandes, es de las mejores que hay en la Plana”.

El nombre de Pérez Bayer, unido al del pintor Camarón, es lo que nos llegó de la mano hace pocos años de esa gran acción cultural que fue La luz de las imágenes, un ciclo de exposiciones de paisajes sagrados que se celebraron en Castellón y media provincia, recuerdo Sant Mateu, Traiguera, Albocàsser y después Peñíscola, Castellfort y Benifassà, a través de santuarios marianos, ermitas y un monasterio. Es una especie de vuelta ciclista a España, que precisamente hoy comienza en tierras de Galicia.

En realidad, es de justicia el recordar que Francisco Pérez Bayer fue el auténtico fundador de Benicàssim, donde tiene a su nombre una calle principal. Su familia tenía posesiones y todos se bañaban aquí donde nosotros nos bañamos ahora y donde estos días el pintor Juan Borrás vuelve a sacar su tabla deslizante y su vela, para practicar el windsurf sobre el agua de la Almadraba, donde penetra en el mar con cuidado de no pisar mis torres y castillos de arena. Bueno, el caso de Pérez Bayer es que hizo construir a sus expensas la hoy iglesia parroquial, entre 1769 y 1781, con una fachada sencilla y clara, estructurada en dos cuerpos, el superior en torno a un gran ventanal y el inferior con dos grandes pilastras que enmarcan la puerta principal. Logró el acierto de enriquecer el interior con valiosas obras artísticas, entre las que tuvo protagonismo destacado el artista segorbino, José Camarón Bonanat, que había nacido en mayo de 1731, en Segorbe, como digo, miembro de una familia de artistas. Estudió en Valencia y Madrid y fue nombrado académico de San Carlos y Santa Bárbara y entre sus grandes realizaciones están los frescos en las pechinas de la cúpula de esta iglesia y varios lienzos que representan pasajes religiosos.

Aprovecho la ocasión para recordar la existencia de un óleo de 71x98, con una espectacular y preciosa vista de Benicàssim desde el mar. El paisaje identifica al fondo las agujas de Santa Águeda y las montañas del Desierto, con el Bartolo y algunas construcciones que podrían representar el monasterio carmelitano. H