Querido/a lector/a, cuando sonó que el PP y Ciudadanos pactaban con Vox saltaron las alarmas y los más importantes periódicos de toda la UE advirtieron del peligro que para la convivencia, la democracia y la construcción de la propia UE, representaba concertar con «la peste» (así se conoce a los xenófobos, racistas, ultranacionalistas… de la extrema derecha). Incluso miembros del movimiento liberal europeo exigieron que se le recordara a Cs que o desistían o serían expulsados. Por cierto, nadie se dirigió al PP porque es conocida su vinculación con los conservadores y neofascistas que encabezan la regresión política que, en la UE, quieren recortar la participación en democracia, derechos, privatizar servicios públicos, etc.

Pero la realidad señala que, el PP y Cs y por el poder de la Junta de Andalucía, realizaron una campaña electoral sin criticar a VOX ni explicar las consecuencias de votarlos. Más aún, en la composición de la Mesa del Parlamento respaldaron al candidato/a de Vox y dejaron fuera al de Podemos Andalucía, fuerza que tiene más votos y diputados que Vox. Ahora, estos días, cuando se han conocido los puntos que Vox exige para votar al nuevo gobierno conservador, los de Ciudadanos se han instalado en la hipocresía y el descaro y se desentienden de lo que hagan y digan los del PP y Vox. Mientras tanto, una parte de ese PP fomenta un acuerdo público alternativo que los justifique (en privado tragan insensateces de Vox) y, otros, exigen que rompa esa alianza.

Lo cierto es que la propuesta de Vox es una enmienda la totalidad de la Constitución democrática. Pero no para adecuarla a los nuevos tiempos y generaciones, sino para retroceder a los valores del pasado. Y es que, los bocazas de Vox hablan desde la añoranza y no desde la razón pero, los del PP y Cs, hacen bueno aquello de que el fin, la consecución del poder político andaluz, justifica cualquier vergüenza.

*Analista político