Es muy triste para cualquier español, para cualquier castellonense, asistir al espectáculo que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han escenificado estos días en el Congreso. Y más triste aún lo es para los que nos dedicamos a la vida pública y tenemos la vocación de ser útiles y ayudar a los demás. Sánchez y sus socios de la izquierda radical han dado estos días un espectáculo bochornoso. Puro mercadeo, y lo lamentable es que «la mercancía» somos los españoles.

No les importa el qué, sólo el quién. Una investidura fracasada, un fracaso para España y que bloquea, de nuevo, las oportunidades que Castellón merece. No es una broma. El mercado laboral en la provincia empieza a estancarse, se ralentiza la creación de empleo. Nada sabemos de la N-232 que debía conectar nuestra provincia (por Vinaròs) con la cornisa cantábrica. El Gobierno ha renunciado a la prolongación de la A-7, y veremos qué pasa con la AP-7. Se han bloqueado los más de siete millones de euros que dejó el PP para nuestras costas. Nada sabemos de cuarteles, ni de carreteras, ni de infraestructuras útiles necesarias para la provincia. Y todo, porque quienes se alían rápidamente para destruir, son incapaces de unirse para construir. Nunca antes un presidente del Gobierno había llegado tan lejos: poner su interés personal por encima de los intereses de los españoles, de los castellonenses. Un juego de sillas lamentable al que nos ha vuelto a someter la izquierda, que evidencia que en sus negociaciones no les interesa crear empleo, ni los avances sociales, ni el futuro de España, solo les ha interesado los cargos.

Desgraciadamente, pierde España y pierde también Castellón, que vuelve a ver cómo sus necesidades quedan bloqueadas.

*Senadora del PP por Castellón