Más allá de la demoscopia, de las cifras, están las personas. Aunque parezca obvio, es la sencilla reflexión post-electoral que después del revuelo despertado por la grandilocuencia podemita nos devuelve a la realidad.

Por una vez estoy de acuerdo con Monedero, a los de morado les ha sobrado marketing y les ha faltado calle. Yo añado también, autocrítica. Sus discursos y gestos de manual han olvidado escuchar las preocupaciones de las personas que están lejos de Engels y cerca de las necesidades de su barrio.

En las capitales en las que gobiernan han perdido apoyos y eso tiene una lectura sencilla. Es más fácil cacarear sin proponer, criticar sin solucionar. Los españoles no son tontos, aunque parece que para los semidioses recién acuñados en púlpitos laicos esa sea la causa de su sopapo, que no sorpasso.

Se ha deshinchado el globo morado y con él las ínfulas de quienes se suben a cada carro que pasa, con tal de poder levantar la barbilla; se ha deshinchado a favor de la sensatez, la responsabilidad y el sentido de Estado.

En nuestros pueblos lo hemos vivido en primera persona. La arrogancia de algunos no estoy seguro que les permita mirarse el ombligo, y espero - por el bien de todos- que los que han tendido la alfombra roja a los radicales tengan la valentía suficiente para reconocer que los ciudadanos y ciudadanas no están para inventos. H

*Alcalde de Peñíscola