Después de meses de trabajo y de preparativos, de inversiones, promoción, formación y puestas a punto, estamos llegando al ecuador de la temporada turística estival.

En estas semanas de intensa actividad en agenda, también es momento de parar a coger aire y atender a las cifras y a las opiniones de los distintos agentes implicados en el desarrollo de la campaña.

Destinos como Peñíscola disponen de mecanismos que habilitan canales abiertos de comunicación entre los turistas y visitantes y la administración, a través de los cuales expresan sus dudas, sus preguntas y sus sugerencias. Gracias a esta tarea en el ámbito de la gestión de calidad, mediante las oficinas de información turística y las encuestas, podemos detectar cual es su grado de satisfacción y cuáles son las actuaciones o atractivos a los que debemos prestar mayor atención.

Además, es imprescindible, lo he expresado en multitud de ocasiones, atender a las demandas y las sensaciones del sector empresarial sin el cual sería imposible avanzar.

Es fundamental atender, entender y compartir las demandas del sector, como lo es adaptarse inteligentemente a las demandas del mercado, en el nuevo paradigma del siglo XXI con viajeros más expertos, destinos emergentes y retos constantes que ponen el foco en la capacidad de ser cada vez más competitivos.

Desde la administración, tenemos la responsabilidad de gobernar en beneficio de todos y con el objetivo común de crecer en satisfacción y cumplimiento de expectativas y objetivos. Y en ello estamos.

La creación de nuevos productos turísticos que complementan el hegemónico de sol y playa engrasan la maquinaria a la temporada de baño y suman oportunidades.

No en balde, Peñíscola es el único destino de toda la Comunitat Valenciana presente en el Comité interdestinos estatal del Sistema de Calidad Turística en Destinos.

*Alcalde de Peñíscola