Querido lector:

Por mucho que la ministra de Fomento Ana Pastor viniera a la Comunitat Valenciana a inaugurar, no lo hizo con lo que de verdad importa, el corredor mediterráneo. Y claro, en el citado acto localizado en el puerto de Valencia se llevó el chorreo político de PSPV y Compromís, con sus máximos representantes institucionales presentes, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y el alcalde de Valencia, Joan Ribó, a la cabeza, pero también de los distintos empresarios allí citados... a los que la ministra acusó descaradamente de hablar demasiado.

De todos es sabido que la ministra es muy suya y sabido es también que pone cara de piedra ante las críticas, sean justificadas o no. Pero lo del pasado martes en Valencia no lo olvidará. La corrección institucional no impidió ante el rostro impertérrito de la ministra en funciones, a los políticos autonómicos y locales denunciar la marginación en infraestructuras que sufre esta Comunitat ni a los empresarios, fuera de cualquier color político, hacer lo propio, especialmente con el insuficiente corredor mediterráneo que además experimenta retrasos cada día que pasa y eso lo sabemos muy bien los castellonenses.

Falta de inversiones del Gobierno en la Comunitat, corredor mediterráneo con un tercer hilo insuficiente para los tráficos existentes (mercancías, cercanías, largo recorrido y alta velocidad) y además retrasos continuados con los plazos en las obras de ese tercer hilo que afectan directamente al ciudadano especialmente con los Cercanías, es un cóctel demasiado duro como para callarse. Y por eso ninguno se calló. Tampoco la ministra, claro, que argumentó, también con razón, que hasta su llegada no había nada planificado, ni proyectado ni en marcha en relación al corredor. Un argumento cierto pero pobre y cínico tras más de cuatro años en el Gobierno y una clara priorización por los corredores atlántico y central frente al más necesitado y rentable como es el mediterráneo... que es además el más demandado por la propia Unión Europea que lo financia. Pobre, muy pobre la ministra.