Hace unos días vinieron al Ayuntamiento los alumnos y alumnas de segundo de Primaria del colegio Sant Vicent. Yo misma les expliqué el funcionamiento de la administración local y en el salón de plenos respondí algunas de sus preguntas. Uno de los alumnos preguntó con sorpresa por qué en esta sala había un cartel de prohibido fumar.

Sirva esta pequeña anécdota como ejemplo del poder de la política para cambiar la sociedad y la vida de las personas. En su momento y pese a las duras críticas y voces en contra, un gobierno socialista fue capaz de sacar adelante una ley antitabaco que hoy prácticamente nadie cuestiona.

Para estos niños y niñas, que serán la base de la sociedad en el futuro, está totalmente normalizado el hecho de que no se permita fumar en lugares públicos, centros de trabajo o restaurantes. De hecho, mostraron su contrariedad cuando tanto las maestras como yo les explicamos que hace unos años se podía fumar en el colegio o en los hospitales.

Ese es el verdadero poder de la política, el que hace avanzar a la sociedad. Y con este convencimiento es con el que me presenté a la alcaldía y con el que cada día trabajo junto al equipo de gobierno para hacer de la Vall d’Uixó una ciudad de futuro y de oportunidades.

Otros, desde el pasado mes de mayo, han hecho de la rabia su flor y su bandera y han practicado un descarado ‘sálvese quien pueda’, asegurándose puestos en la Diputación o en el Congreso de los Diputados mientras se dedican a lanzar cortinas de humo mediante la descalificación y la mentira.

Puede parecer incomprensible que el principal partido de la oposición centre todos sus esfuerzos en hacer políticas destructivas y huir a otras instituciones, pero todo toma sentido cuando cada día nos levantamos con noticias como las amenazas por SMS de Rita Barberá a Isabel Bonig con tirar de la manta o con los múltiples casos de corrupción que afectan de lleno al PP.

Y no hace falta irse a Valencia para encontrarse con estas lamentables situaciones, porque por desgracia nuestra ciudad también ha aparecido estos días en periódicos y televisiones nacionales por la presunta financiación ilegal de la campaña de Bonig en 2011 y por el procesamiento de su protegido Óscar Clavell, que de no ser por su condición de aforado ya estaría sentado en el banquillo por supuestos delitos de malversación de caudales públicos y prevaricación.

Este sería el claro ejemplo contrario al anterior, el de como algunos han utilizado el poder de la política para favorecer sus propios intereses y el de sus amigos, en contra de toda la ciudadanía. H

*Alcaldesa de la Vall d’Uixó