Molesta Bernard-Henri Lévy. Molesta que vaya vestido con decoro, molesta que esté delgado, molesta que sea rico y glamouroso, molesta que sea inteligente. Molesta que no vaya de pobre como van la mayoría de los intelectuales en este país (se puede ser humilde y no ir de pobre).

Bernard-Henri Lévy, el famoso intelectual francés que estuvo hace unos días en Barcelona presentando su obra de teatro Looking for Europe, molesta porque no tiene miedo a hablar, porque no teme demostrar que es culto y que ama la cultura, la gran cultura, la de verdad, la de nuestros abuelos y bisabuelos, Stendhal, Victor Hugo, Mozart, Kant. Una de las reseñas sobre su espectáculo que se han publicado en los últimos días se titulaba: Exhibicionismo teatral e intelectual de Bernard-Henri Lévy. Molesta Bernard-Henri Levy.

Porque hoy en día, si eres inteligente, culto y educado (y encima atractivo y rico) lo mejor que puedes hacer es disimularlo. Sobre todo que nadie se dé cuenta de que eres un privilegiado (aunque el privilegio te lo hayas currado tú estudiando, escribiendo y pensando), tienes que ponerte inmediatamente, sin demora y de forma clamorosa a la altura de la vasta mayoría. No es suficiente con estar realmente de su parte, tienes que gritarlo a los cuatro vientos. Sobre todo es necesario demostrar que uno es humilde, sencillo, populachero, si puedes ir con boina y una bandeja de madalenas en la mano, mejor que mejor. Puedes contar tus pequeñas miserias, pero que no sean grandes miserias, ¿eh? Cosas pequeñitas y cotidianas. Es necesario afirmar que tus preocupaciones son las de todo el mundo. Lector, mira, mira, ¡soy como tú! Yo también suelto tacos, yo también soy una pobre mujer joven, una pobre mujer de mediana edad, un hombre humilde y sencillo, mira, mira, yo leo a gente como yo, humilde y pequeña, yo soy el pueblo, yo soy tú, metoo metoo metoo.

Aquí los intelectuales tienen que ser pequeños y portátiles como una llavero, la mayoría ni siquiera quieren que les llamen intelectuales (yo creo que intelectual es cualquier persona que piensa y que se gana el pan con ello), no, no, que palabra tan fea, tan elitista, tan reaccionaria. ¡O bien todos somos intelectuales! Claro que sí, hombre.

Pues no, señores, hay gente que piensa mejor que otra, hay gente incluso (sí, sí, aunque parezca increíble) que piensa por sí sola, que no siempre está de acuerdo con la mayoría y que no lo disimula. Porque desgraciados lo somos todos, todos vamos a palmar, todos tenemos un cuerpo que va cediendo, todos estamos a ratos muertos de miedo y todos hemos llorado demasiado, pero francamente, si me dan a elegir, prefiero ser una desgraciada que haya leído a Baudelaire.

*Escritora