Santiago es un nombre muy popular en nuestro país, y que conoce muchos términos homólogos como Jaime, Jacobo o Diego. Todos provienen del nombre hebreo Iaakov, que significa ‘que Dios proteja’. En latín se tradujo como Iacobus, de donde procede la forma castellana Jacobo. Una variante de Iacobus era Iacomus, de la que deriva el español Jaime, el italiano Giacomo y el inglés James, entre otros.

El apóstol Santiago, uno de los discípulos de Jesús, era llamado en latín eclesiástico Sanctus Iacobus, que de manera literal significa San Jacobo. El compuesto devino en Sant Iaco y Sant Iague (o Yague) para culminar en Sant Iago. Al ser el grito de batalla de los cristianos españoles durante la Reconquista, se popularizó como una sola palabra y no dos, pasando a ser un nombre por derecho propio. Por eso al santo no le llamamos San Santiago.

De la segunda parte del Sant Iago latín deriva el nombre de Yago y el portugués Tiago, que se convirtió, quizás por razones de eufonía, en Diago y luego Diego. Pocos términos encierran tantos nombres en uno. H