Cuando entré en política hace muchos años afiliándome al Partido Popular la percepción que teníamos los ciudadanos de la administración pública era muy diferente a la que tenemos ahora. Hoy vivimos el peor escenario posible de desafección, un fenómeno que se vincula directamente con la crisis económica y los escándalos de corrupción que hemos padecido. Han sido años y legislaturas muy duras en las que desde el Ayuntamiento de Castellón se ha intentado fomentar la implicación de la ciudadanía y la rendición de cuentas promoviendo la participación ciudadana y la transparencia, para combatir ese desapego creciente. Así, los sucesivos gobiernos municipales populares pusieron en marcha numerosos mecanismos y herramientas de participación como por ejemplo los consejos sectoriales, consejos y juntas de distrito o consejo social de la ciudad. También fue un Gobierno nacional del PP el que aprobó y puso en marcha la Ley de Transparencia y Buen Gobierno y un gobierno popular el que sacó adelante en Les Corts una Ley de Transparencia y participación ciudadana.

Les cuento todo esto porque los partidos que ahora dirigen las instituciones públicas valencianas tomaban posesión de sus cargos hace un año dispuestos a “salvar el mundo”. Se llenaban la boca de transparencia y participación como si tuviéramos que alabarles la apertura de puertas y ventanas, cuando la realidad es que llegaban a cerrarlas... Y así se deduce de la gestión que está llevando a cabo la alcaldesa socialista Amparo Marco. En materia de fiestas, por ejemplo, la opacidad ha sido tal que en un año hemos asistido a dimisiones, acusaciones, informaciones sesgadas y malintencionadas y, como colofón, a un desbarajuste económico que tendrá que explicar con luz y taquígrafos la alcaldesa de cristal... Pero es que si nos centramos en la participación ciudadana vemos como, pese a mantenerse los cauces puestos en marcha por el PP, cada vez es menor la presencia de los vecinos. El bipartito está silenciando la voz de los colectivos vecinales y para ello empezó acusándoles de fraude y continúa poniendo trabas a las diferentes propuestas que hacen para ir ganando espacio.

Amparo Marco dijo, grandilocuente, que quería un Ayuntamiento de cristal por su transparencia, por sus ventanas abiertas, y un año después, señora alcaldesa, hemos descubierto que sus cristales son tintados y su transparencia “de boquilla”. Si es que es muy cierta la frase de: “una cosa es predicar, y otra dar trigo”. Y de momento señora Marco, de predicar han ido sobrados... Pero del trigo ni rastro. H

*Portavoz del Grupo Municipal Popular en Castellón