Ycomprendió que la guerra era la paz del futuro…». Ojalá nunca se cumplan estos versos de Silvio Rodríguez , pero tendremos que aprender a convivir con este virus. Con éste y con todas las angustias que nos aguarden por delante. El destino adopta en ocasiones el formato de una emboscada inmisericorde. Pero saldremos adelante. Cuestión de tiempo y de fe en la ciencia, prodigiosa expresión del conocimiento humano. Somos hijos de la Ilustración, también para lo bueno. Ayer fue el Día Internacional del Turismo. Hoy entregamos en el Palau los Premios de Turismo de la Generalitat. Neruda dijo aquello de fundar la esperanza en el fondo del abismo. Ha sido, está siendo, un año malo para este sector fundamental de nuestra economía. Un año atípico, complejo, de resistencia contra todo y contra todos. Una tormenta perfecta sobre la industria de la felicidad. Restringir la movilidad y los viajes, decretar cierres, confinamientos, inocular miedos, dictar resoluciones arbitrarias desde una Europa desgarrada donde, sin orden ni concierto, se cierran y abren los espacios aéreos, se dictan listas negras y rige el sálvese quien pueda. Malos tiempos para la lírica.

Pero regresemos a la esperanza. El listado de premiados certifica este año el caudal de méritos y valores que atesora este sector. Diverso, polifónico, plural, ejemplar. Imposible identificar una definición o un representante exclusivo. Ahí radica su potencial. Se habla de modelo turístico, de sus pros y contras. No hay un modelo unívoco, exclusivo o excluyente. Nuestro modelo descansa en un ponderado equilibrio de versiones basadas en la diversidad de productos, particularidades, coordenadas y paisajes de un territorio fértil en su capacidad de seducir y atrapar.

Unidad en la diversidad. El propósito común existe. Comprender el mundo que nos ha caído encima y competir. Volveremos a hacerlo con nuestros mejores atributos pero ahora toca resistir con las uñas y los dientes. Si puede ser, con Ertes y bonos viaje, mejor que mejor.

Conocemos razonablemente la carta de navegación en este océano de incertidumbre que se llama futuro. Nuestro Plan Estratégico, aprobado en este tiempo sombrío pero portador, precisamente por ello, de las claves fundamentales para salir más fuertes y mejores de esta encrucijada. Transformación digital y gestión del conocimiento, formación de capital humano, gobernanza colaborativa asumiendo el turismo como un verdadero tema de estado, alineamiento con los 17 objetivos del desarrollo sostenible, código ético, hospitalidad mediterránea, vertebración del territorio, estrategia de cualificación del producto, etc. Todo aquello que configura el relato de autenticidad anclado en nuestra Ley de Turismo, Ocio y Hospitalidad. A la luz de sus principios y valores, un Jurado otorga los premios. Este año subrayan la apuesta por la cultura, la historia, las artes, la inclusión, la innovación y transferencia de conocimiento, así como las iniciativas que cultivan un perfil de turista cuya experiencia busca el respeto y inmersión cultural. Mención singular a las iniciativas que, desde la hotelería y la gastronomía protagonizaron episodios de solidaridad en lo peor de la pandemia. Enhorabuena por tanto valor y tantos valores. H

*Secretario autonómico de Turismo