Las denominadas pruebas de estrés a las que el Banco Central Europeo ha sometido a la banca arroja buenas noticias para las entidades españolas, ya que todas ellas lo han superado con holgura. Este buen resultado demuestra que el proceso de saneamiento a base de inyectar dinero público en las entidades ha sido efectivo, pero no hay que olvidar que ha sido a costa de endeudar el Estado para sacar a flote a entidades privadas, lo cual ha implicado enormes sacrificios que han afectado a los ciudadanos.

En una tesitura similar se encuentran Italia y Alemania, los dos países que salen peor parados de las pruebas de estrés. El italiano Monte dei Paschi suspende y los dos grandes grupos alemanes (Deutsche Bank y Commerzbank) aprueban muy justos. En el caso italiano, es todo su sistema bancario el que se encuentra en una situación crítica, mientras el Gobierno de Roma y Bruselas negocian hasta qué punto deben pagar los accionistas y los pequeños propietarios de bonos la factura de un eventual rescate. A diferente escala, lo mismo sucede con la banca alemana. Sus dos grandes grupos no suspenden, pero sus cuentas son motivo de honda preocupación. Cabe esperar de los reguladores que mantengan la firmeza que mostraron con otros países.