La proliferación de casas de apuestas está generando una preocupación creciente no solo en Castelló, sino prácticamente en cualquier ciudad. Cada día surgen noticias desde distintos puntos de la geografía española dando cuenta del enfado de la ciudadanía ante la apertura de este tipo de establecimientos. Es totalmente comprensible la preocupación, que comparto no solo como responsable pública sino también como madre.

Es nuestro deber, político y personal, garantizar a nuestros jóvenes una oferta de ocio sana y respetuosa. Por eso es primordial regular una actividad que puede contribuir a incrementar la ludopatía, una adicción que según las voces expertas se ha incrementado con la aparición de los juegos online. Recientemente transmití esta problemática a representantes de la Generalitat Valenciana y expresé la necesidad de actuar con inmediatez.

Además, desde el Gobierno municipal, los tres socios del Acord de Fadrell hemos suscrito una declaración institucional para pedir al Consell y a los portavoces de los distintos grupos políticos en Les Corts que agilicen la tramitación de la nueva ley autonómica del juego. Ayer mismo el Pleno del Consell aprobó el proyecto de ley, que ahora deberá debatirse en sede parlamentaria para evitar la instalación de casas de apuestas en el entorno de los centros educativos, una noticia que recibimos con agrado.

También pedimos al Gobierno central que desarrolle la ley del juego de ámbito estatal, de manera que se controle el acceso de menores a los juegos online y se ponga freno a la publicidad que promueve entre nuestros jóvenes esta actividad. A nivel local ya hemos dado los primeros pasos. El nuevo Plan General, que se encuentra en tramitación, ya contempla una distancia mínima de seguridad a la hora de conceder autorizaciones para la apertura de casas de apuestas y, esperamos que con la futura normativa autonómica quede convenientemente regulado.

Sin embargo, la situación no se zanja ahí. Las casas de apuestas constituyen la punta del iceberg de un problema de mayor calado. Estos locales son solo la cara visible, pero en realidad cualquiera con un móvil tiene acceso a una vasta oferta de juegos las 24 horas del día y desde cualquier lugar, y ahí es donde reside el riesgo para los menores de edad. En la actualidad, a todos nos resulta familiar que los niños cojan el móvil o las tablets de sus padres, o que utilicen sus propios dispositivos para jugar. No se trata de criminalizar el uso de juegos o de la tecnología en sí. Los tiempos han cambiado y, con ellos, las formas de ocio, y es cierto que la tecnología amplía también los horizontes de conocimiento. Pero sí es importante la moderación en su uso y la supervisión de los mayores, y hacer pedagogía entre niños y jóvenes para que sean conocedores de las oportunidades que les brinda el entorno online, así como los riesgos que supone. Solo con educación podrán tomar decisiones informadas y conscientes.

En este sentido, invito también a la reflexión sobre el ejemplo que los mayores damos a los niños y jóvenes de nuestro entorno. A menudo les decimos unas cosas y con nuestros actos les estamos enseñando justo lo contrario.

*Alcaldesa de Castelló