Pedro Sánchez ha decidido arriesgarse con la decisión más difícil de su carrera política, el adelanto de las elecciones generales al 28 de abril, desde la convicción de que en la arena política gana quien controla los tiempos. Después de una serie de sugerencias y análisis, el presidente del Gobierno ha llegado a la conclusión de que el momento adecuado para tomar esa decisión es ahora: pone fin a la legislatura para volver a situar al PSOE como partido hegemónico que lidere un nuevo ciclo político, aprovechando obvias circunstancias de algunos partidos de la oposición.

¿Por qué elecciones ahora? Cuanto antes, mejor. Pedro Sánchez lleva meses preparándose para una carrera electoral que tiene muy definida y en la que siempre sobrevuela la idea de orden. «Llámenme clásico, pero uno no puede gobernar sin presupuestos», respondió en una rueda de prensa. Tranquilizó a tres grandes colectivos: aunque la legislatura termine, se mantienen las subidas del salario mínimo, las pensiones y el sueldo de los funcionarios.

Sánchez planteó la siguiente pregunta: «¿Queremos una España constitucional, orgullosa de sus derechos y libertades o una que vive de la añoranza de un tiempo pasado que no tuvo porque ser mejor, al contrario. Y ese es el debate: ¿Qué España queremos?». Fuentes presidenciales citan: «El discurso de Pedro Sánchez está construido desde el marco conceptual de la humildad, el trabajo y el futuro, conceptos muy trasparentes que se contraponen al ataque duro de las derechas».

Es hora, pues, de reflexionar y bien. Analicemos las actitudes, la declaración de intenciones respaldada por acciones llevadas a cabo en el corto periodo de tiempo en que nuestro presidente ha estado al frente del Gobierno. Adelante, pues.

*Secretaría Área de Políticas Sociales y LGTBI PSPV-PSOE Castellón