Querido lector:

Ya me extrañaba que el conseller Vicent Marzà pudiera dejar de lado a la cultura en Castellón. No va ni con su trayectoria ni con su carácter ni con su ser castellonense ni con sus antecesores. De ahí que ante la evidencia de discriminación de los colectivos culturales de Castellón expuesta en Mediterráneo (que participan muy, pero que muy poco de la acción cultural autonómica) y el empobrecimiento de la programación y de los fondos presupuestarios autonómicos sobre cultura en nuestra provincia, haya ordenado rectificar rápidamente la idea inicial de la Conselleria de dejar sin cabeza visible a Castelló Cultural, que ahora se integrará o dependerá del Instituto Valenciano de Cultura, para volver a ser el órgano responsable de llenar de contenidos los contenedores castellonenses, léase Auditori de Castellón, Teatre Principal, el Espa, el Museu o el Auditori de Peñíscola. Un órgano que ha mostrado su efectividad desde su creación, precisamente por estar en Castellón y por tener capacidad propia presupuestaria y de programación.

El anterior Consell suprimió estas dos últimas facetas, pero al menos mantuvo una cierta capacidad de maniobra para optar a programas autonómicos y de interlocución con los colectivos y la industria cultural castellonense.

La cultura de Castellón demanda su participación efectiva en la cultura de la Comunitat. No todo debe ser Valencia. Y al mismo tiempo, la sociedad castellonense reclama el mismo derecho que la valenciana, por ejemplo, a disfrutar de la programación que se establezca, ni más ni menos, tanto si es de más calidad o de menos que en etapas anteriores. La que haya.

El Plan Estratégico Cultural Fes Cultura, presentado por el conseller el 31 de marzo a fin de potenciar las industrias culturales en la Comunitt, precisamente abogaba por la territorialización, aunque para su elaboración poca participación se le dio a Castellón. Esa contradicción parece que se quiere cambiar. Esperemos que no sea de boquilla y se plasme rápidamente con un gestor en Castellón. Será el primer gesto.