Como psicotrampa se puede entender el mecanismo psicológico por el cual se debería resolver un problema y que por su uso inadecuado, no solo no se resuelve, sino que se acaba convirtiendo en una parte importante del propio problema. Este mecanismo psicológico nos lleva a repetir una conducta que nos ha aliviado la ansiedad, pero que a la larga, no solo no ha solucionado el problema, sino que lo ha empeorado.

Solo se puede salir de esta encerrona aplicando psicosoluciones, que sería como un pequeño antídoto a la trampa mental. Por ejemplo, alguien que tiene fobia al ascensor puede utilizar la psicotrampa de evitarlos y subir por las escaleras. Pero si la evitación provoca temporalmente tranquilidad, a la larga no hace desaparecer el miedo, sino que suele incrementarlo. Aquí, la psicosolución) sería la exposición gradual al estímulo fóbico, técnica psicológica conocida como exposición. La exposición permite hacer frente a los síntomas psicofisiológicos y cognitivos de la ansiedad. Todos tenemos la necesidad de evitar cuando algo nos asusta o nos duele pero, si bien es cierto que por un lado nos tranquiliza, por otro nos hace débiles.

Otra psicotrampa es la de aplazar. La persona decide posponer la conducta porque le genera mucho esfuerzo con lo cual aumenta la dificultad para llevar a cabo el comportamiento. Por ejemplo, la conocida dieta de los lunes, que debido al esfuerzo que supone, siempre se aplaza al lunes siguiente. Y si hablamos de pensamiento, la más extendida es la psicotrampa del engaño de las expectativas. Esperar que los demás hagan lo mismo que uno haría, sin entender que cada persona es diferente. Se sospecha que la combinación de varias psicotrampas mantenidas en el tiempo da lugar a un trastorno psicológico.

*Psicólogo clínico

(www.carloshidalgo.es)