El Gobierno balear que preside la socialista Francina Armengol quiso dar ayer un golpe de efecto al aprobar, con el voto en contra del PP y Ciudadanos, la conocida como ley de toros «a lo balear», norma esperpéntica con medidas inauditas como que, tanto los toreros como los toros, tendrán que pasar un control antidopaje, que solo habrá tres astados por corrida --a los que no será posible dar muerte-- y también que se prohíben las banderillas y las puyas de picar.

Los socialistas de Baleares, Podemos y la coalición econacinalista Més, que conforman el tripartito en esa comunidad, se han bastado para dar luz verde a un proyecto que pretenden que entre en vigor lo antes posible.

Nada que objetar a la postura de Podemos y Més, que apuestan por el «no» a los toros en sus programas, aunque es todo pura demagogia porque en Pamplona, con un alcalde de Bildu, no abren la boca, incluso este preside cada 7 de julio la primera corrida de la Feria. Pero lo que llama poderosamente la atención es la postura de los socialistas, que bailan al son que más calienta, intentando distraer al votante. Sin ir más lejos, el pasado viernes, José Luis Ábalos, flamante número dos del PSOE, siguió la corrida de la Feria de Julio de Valencia desde un privilegiado puesto en el callejón, con hasta cuatro miembros de la ejecutiva federal de Pedro Sánchez justo detrás en localidades de barrera... Que se aclaren, por favor.

El Gobierno central considera que la ley balear vulnera algunos capítulos de la Constitución y atenta contra las competencias del Estado en esta materia, pero aquí también es importante que la justicia decida pronto porque el caso de Cataluña todavía colea en los tribunales.