Los puertos han desempeñado un papel importante en la humanidad como un elemento clave en el engranaje del comercio internacional. Durante el siglo XX pasaron de actuar como intercambiadores entre los modos de transporte marítimo y terrestre a convertirse en plataformas logísticas de transporte intermodal donde se realizan multitud de actividades de valor añadido e incluso actividades industriales, como es el caso de PortCastelló, y donde se trabaja las 24 horas del día si la actividad lo requiere.

Por los puertos españoles pasan el 80% de las importaciones y el 65% de las exportaciones de nuestro país. Si mira alrededor de lo que tiene en su casa o en su trabajo, se estima que el 90% de lo que vea ha pasado por un puerto, bien sea porque se ha importado, o bien porque se ha importado parte de las materias primas o componentes con los que ha sido fabricado.

El carácter esencial de los puertos y del sector logístico en general ha quedado constatado en la crisis del covid-19. Han tenido que seguir prestando sus servicios porque sin ellos nuestra sociedad actual puede funcionar solo unos pocos días, ya que se produciría desabastecimiento de mercancías necesarias tanto en los hogares como en las empresas.

El personal de un amplio entramado de empresas privadas (navieras, estibadoras, de practicaje, de remolque, de amarre, consignatarias, transitarias, agentes de aduanas, de servicios náuticos, concesionarias en los puertos, transportistas) y entidades públicas (personal de ministerios que prestan servicios en puertos --como Interior, Sanidad, Hacienda o Agricultura—, capitanías marítimas, SASEMAR, Autoridades Portuarias y Puertos del Estado), han seguido trabajando para que el engranaje básico de nuestra sociedad pudiera seguir funcionando. No puedo decir que se haya trabajado con normalidad, si por ello se entiende que todo ha seguido igual, porque se han elaborado e implementado protocolos organizativos y dotado de medios de protección para evitar contagios, que han transformado la manera de trabajar. Pero sí que puedo asegurar que se ha trabajado con la mayor normalidad posible en el sentido de que se ha cumplido con su función.

Coincidiendo con la festividad del 1 de Mayo, Día del Trabajo, hice un reconocimiento público a todos los trabajadores y trabajadoras del sector que han seguido al pie del cañón, no siempre en las condiciones óptimas de protección, por la responsabilidad que supone desempeñar un trabajo considerado como esencial.

Que los puertos sigan funcionando no significa que no estén afectados por la crisis. Son un termómetro de la economía y del comercio internacional y, como consecuencia, su actividad se frena por efecto de la pandemia. Los ERTE también han afectado a muchas empresas portuarias, tanto en el lado tierra, en diversos servicios portuarios, como en el lado mar (las cruceristas se han quedado con las tripulaciones mínimas exigidas y los buques amarrados sin actividad, y en el resto de navieras han visto descender su tráfico hasta el punto de aparecer blank sailings —cancelaciones de servicios regulares—).

LOS DATOS DE TRÁFICO portuario de marzo en nuestro país revelan que bajó un 7,9% respecto a 2019 (aunque PortCastelló ha sido una de las nueve Autoridades Portuarias, entre las veintiocho, que conserva saldo positivo en el primer trimestre del año) pero eso solo ha sido la punta del iceberg porque ese mes es en el que empezó a impactar la crisis. La previsión de Puertos del Estado es que la actividad anual se reducirá en el sistema portuario en un 10% en el caso más favorable, un 16% en un caso intermedio --que hoy por hoy es el más probable-- y hasta un 22% en el más desfavorable, todo dependerá de cómo se realice la desescalada y se reactive la economía, no solo en España sino también en el resto del mundo.

Si hablamos del tráfico de pasajeros los resultados son pésimos porque las restricciones de movilidad han hecho que caiga en más de un 95%. Las navieras de cruceros han parado todos sus buques y las líneas regulares de tráfico de pasajeros han visto cómo desaparecían los pasajeros y su actividad se reducía al transporte de carga rodada (que supone en torno a un 50% de su facturación) y esta, a su vez, descendía. Quiero hacer una mención especial a las cuatro navieras de estos servicios regulares que unen las islas con la península porque siguen operando, para no desabastecer a la población, aun con grandes pérdidas. Sin duda, si la decisión se tomara desde un estricto punto de proteger los resultados económicos, habrían paralizado todos sus buques. Afortunadamente, contamos con empresarios comprometidos que son conscientes de la responsabilidad social de sus empresas, pero no todo ha de ser voluntarismo: necesitan de especiales medidas de apoyo.

CON EL OBJETIVO de proteger la destrucción de tejido logístico y de su empleo durante esta crisis, el Gobierno de España, a propuesta del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, ha aprobado un real-decreto ley con medidas económicas diseñadas desde Puertos del Estado y que se implementarán a través de las diferentes Autoridades Portuarias. Estas medidas supondrán que por primera vez en la historia durante una crisis se reduzcan las tasas portuarias temporalmente y con ello las empresas portuarias conseguirán un ahorro de costes de más de 100 millones. Por otra parte, se concederán aplazamientos de pagos que supondrán una inyección de liquidez a las empresas de 250 millones. También se han avanzado al máximo los pagos a proveedores hasta el punto de que todas las Autoridades Portuarias están pagando a menos de trece días.

Para finalizar, desde Puertos del Estado estamos elaborando un potente plan de inversiones productivas, que sean sostenibles y generen retorno económico y empleo, para poner nuestro granito de arena en la reactivación económica tan necesaria en la actualidad.

De esta crisis tenemos que salir lo antes posible, pero recuerde que para ello es imprescindible que todos, absolutamente todos, respetemos las medidas para protegernos del contagio y proteger a los demás.

*Presidente de Puertos del Estado