La actitud de Puig ante la gestión del covid es similar a la del gobierno de Sánchez. No solo no hay arrepentimiento por los errores ni atisbo de remordimiento por los miles de muertos que podían haberse evitado sino que encima se dedican a presumir de su desastrosa gestión con una prepotencia insultante. No rectifican, no escuchan, no atienden. Se comportan con obscena superioridad, despreciando las propuestas de quienes no piensan como ellos. En Les Corts los partidos del Botànic han vetado todos, repito todos, los comparecientes propuestos por el PP en la denominada comisión de reconstrucción. Ni siquiera han permitido acudir a la asociación de familiares de las víctimas del coronavirus. Es evidente que Ximo Puig ha caído en una práctica por desgracia habitual entre los presidentes en su segunda legislatura. Se rodea únicamente de gente que le da la razón y solo escucha lo que quiere que le digan. Quien no le secunde a pies juntillas, es apartado y tachado prácticamente de antidemócrata. En su caso concreto el problema todavía es más preocupante en estos momentos porque ni siquiera cuenta con un plan para salir de la crisis, más allá de unas pocas ideas vagas, anuncios etéreos que nunca se cumplen y filosofía barata. Eso sí, todo adornado de mucha publicidad, propaganda y palabras biensonantes y huecas. Y, mientras, dentro del Consell aumentan los enfrentamientos entre consellers convirtiendo el Botànic II en la casa de los líos.

Desde el PPCV, sabiendo de esta escasa capacidad de gestión en un momento crucial, hemos propuesto a Puig una serie de medidas concretas, tangibles, realistas, para que la Comunitat Valenciana pueda salir del mejor modo posible. En concreto, en el ámbito económico, proponemos un Plan Activa con iniciativas para ‘quitar grasa’ a la administración como el recorte en altos cargos y asesores, reduciendo empresas públicas y eliminando partidas y consellerias con escasa o nula actividad. Hay que evitar un colapso de la economía valenciana con medidas para el mantenimiento y creación de empleo, facilitar liquidez a las empresas a través del IVF, ayudas a pymes y autónomos, pago de los Erte, aplazamiento de determinados impuestos, un plan de pago inmediato a los proveedores ahogados por impagos del Consell, o -entre otras- la recuperación de las ayudas a la industria.

EN EL ÁMBITO sanitario proponemos más medios y más planificación. Hacen falta refuerzos, protocolos, coordinación, más test, profesionales mejor pagados, bajada del IVA en mascarillas, creación de un consejo profesional permanente en Sanidad, una unidad de emergencia integrada por profesionales sanitarios ante un posible rebrote, coordinación sociosanitaria con las residencias de mayores, replantear el papel de la atención primaria o programas específicos de investigación. En el aspecto educativo, medidas para garantizar la vuelta a las aulas con todas las garantías como contratar enfermeros escolares en todos los centros, o un plan de refuerzo para compensar la ausencia de clase presencial durante estos cuatro meses.

Son propuestas en positivo, nuestra hoja de ruta para la reconstrucción antes de que sea demasiado tarde. Pero la respuesta de Puig ha sido, como siempre, el desprecio. Todavía no se ha dado cuenta de que esto ha cambiado. Sigue anclado en una política antigua y sectaria, propia de cuando llegó a la política en los años ochenta del siglo pasado. Los tiempos son otros, las actitudes deben ser otras y todo indica que el piloto, una vez demostrada su incapacidad para gestionar, también.

*Presidenta PPCV