El intento auspiciado desde Ferraz para desplazar al president de la Generalitat del liderazgo del PSPV y lograr una bicefalia ha fracasado. El resultado de las primarias del domingo es una derrota en toda regla en la Comunitat Valenciana de Pedro Sánchez y de su mano derecha, José Luis Ábalos.

El candidato que estos respaldaban en la sombra obtuvo en 42,3% de los votos, pero esa cantidad no ha sido suficiente para acabar con éxito la operación derribo. Ábalos jugó muy fuerte, forzó la máquina y mandó que sus pesos pesados arroparan a Rafa García en la campaña, pero los militantes del PSPV han preferido con sus papeletas la continuidad de Puig en el ámbito orgánico del partido, lo cual significa también que respaldan su papel al frente de una Generalitat que los socialistas recuperaron tras 20 años de hegemonía del PP.

Falta por ver ahora si Puig seguirá la línea de Sánchez en Madrid para configurar una ejecutiva sin ataduras, compuesta por personas de su absoluta confianza, o primará en parte la integración. Tiempo al tiempo.

Por lo demás, en lo que respecta a la provincia de Castellón, el president ha arrasado con el 68% de los votos, pero los datos de las distintas mesas electorales constatan que el PSPV es, por decirlo de alguna manera, un partido muy familiar. Con solo 2.201 afiliados, de los que votaron 1.576, para quienes conocen la formación no resultó una sorpresa el resultado desfavorable para Puig en la capital porque allí se mueven Pep Lluís Grau, Paco Gil o Susana Ros; Onda bajo el paraguas de Juan Miguel Salvador; Amadeo Edo y Benjamín Escriche (Alto Palancia); Paco Pastor (Borriol); Tomás Martín y Fernando Domínguez (Orpesa)... Cosas de la familia socialista.