El señor Puig ha preferido volver a entregar esta Comunitat a los nacionalistas y a los extremistas antes que apoyarse en las fuerzas constitucionales. Y así nos va a lucir el pelo. La crispación, la tensión, el sectarismo y la imposición volverán a ser la tónica general los próximos cuatro años.

En educación, esta semana muchas familias han salido en los medios para denunciar la imposibilidad de escolarizar a sus hijos en castellano por culpa del modelo lingüístico de Puig y Oltra. Y es que esta es una de las consecuencias de que gobiernen partidos radicales, se acaba la libertad y se impone el pensamiento único.

Desde el Partido Popular ya lo denunciamos cuando los botánicos hicieron la ley de la estafa lingüística. Dijimos que era una auténtica irresponsabilidad que desde la Conselleria no se tuviera en cuenta la existencia de un equilibrio entre centros que ofertaran castellano y valenciano. Lo único que ha primado para el Consell de Puig es imponer el valenciano a toda costa y por encima de todo el mundo, incluso por encima de criterios pedagógicos. Es alarmante que el sectarismo haya sido la única razón a la hora de autorizar los proyectos lingüísticos.

No me cansaré de repetirlo: hay municipios en los que las familias no pueden escoger la lengua en la que quieren que estudien sus hijos porque en todos los centros de esa localidad la única oferta existente es el valenciano. Si no hay oferta de centros en castellano, las familias no pueden elegir. ¿Tan complicado es de entender? Pero esta situación no sólo la ha denunciado el PP, ha sido el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana quien también lo puso de manifiesto en la sentencia contra el decreto del chantaje lingüístico en la que advertía de esta situación anómala, sobre todo en esta provincia.

Es importante recordar que con ley de la estafa lingüística de Puig desapareció el modelo de la doble línea anterior que garantizaba la libertad de elección. Se impuso un modelo lingüístico único y aquellos centros que contaban con línea en castellano y en valenciano se les obligó a unificar las dos líneas en una sola. Además teniendo en cuenta que la administración se fijó como objetivo promover que, al menos, el 50% fuera en valenciano, las líneas en castellano han desaparecido, convirtiendo al español en lengua residual en la enseñanza. Esa es la tendencia habitual del Consell, la que va a continuar los próximos cuatro años, la de desterrar el castellano.

Desde el Partido Popular vamos a seguir denunciando todos los atropellos constantes del Botànic a la libertad de las familias en su intento de querer imponer el valenciano en las aulas. Apostamos porque se promueva el valenciano pero que bajo ningún concepto se imponga y, por esta razón, hemos presentado una iniciativa en las Cortes Valencianas para que en todos los municipios, para que en todos los barrios, haya una oferta suficiente de centros en castellano y en valenciano y se garantice la posibilidad de elección. No nos gusta el modelo único del PSPV y Compromís, no nos gustan las imposiciones, defendemos la pluralidad e iremos hasta donde haga falta para que se respeten los derechos de las familias en esta tierra.

*Diputada autonómica del PP