El concepto de rebajas muere a la velocidad de la luz. Las sucesivas normativas de los gobiernos del PP ha sembrado el caos en los descuentos de los comercios, en especial los dedicados a la ropa y al calzado. Hay quienes hacen ofertas desde el inicio de la temporada y quienes aún se reservan un período final para atraer a los clientes. Los partidarios de la liberalización del sector del comercio ya tienen lo que querían: cada comercio decide y los consumidores han de elegir entre la oferta que encuentran en el mercado. El tiempo dirá si este caos basado en la desregulación acaba favoreciendo un comercio de mayor calidad y de mejor servicio, o simplemente consigue primar a las grandes cadenas con una atención despersonalizada y unos sistemas de producción más que discutibles frente al comercio de proximidad y la producción kilómetro cero. Está claro que solo los directamente afectados han protestado por el fin de la regulación comercial. De manera que a priori parece que la mayoría de la población está de acuerdo.

Todo apunta que las rebajas van a desaparecer a medio plazo. Únicamente dos de las grandes empresas del sector, El Corte Inglés e Inditex, mantienen un calendario oficial de rebajas aunque lo han adelantado al 30 de junio. Son los últimos coletazos de una práctica que formó parte entrañable de las primeras décadas de gran consumo en nuestro país. Sirvieron para que muchos mejoraran su nivel de vida. Y lo cierto es que ahora la sociedad es más dual.