Querido/a lector/a, el hecho de que a un colectivo de personas les preocupe lo que le pasa a su país y a sus gentes y, ante esa realidad, no escondan la mirada sino que la critican, en el sentido de reflexionar y opinar sobre ella, no solo es una actitud acertada, sino un derecho.

Pero si además resulta que quienes ejercen la critica son diputados y senadores del Parlamento de España y miembros de la oposición al Gobierno de Sánchez, la cosa cambia porque el derecho también se transforma en un deber que, para más detalles, es necesario para el buen funcionamiento de la democracia.

Ahora bien, lo que hay que tener en cuenta y, en este caso es aconsejable para que la critica u oposición sea eficaz y cumpla el objetivo de mejorar el bien común de la ciudadanía, es que sea constructiva, se ejerza de manera civilizada, con datos ciertos, con propuestas alternativas.... Pero, precisamente, es en ese terreno donde está el problema. Y es que el actual estilo de hacer oposición del PP, Vox y Cs no tiene como objetivo mejorar las propuestas del Gobierno en beneficio de la mayoría social. Parece que han optado por la vía del bramar, descalificar a Sánchez desde el insulto, la mentira y el acojonamiento del votante. Tanto es así, que mientras estos días siguen acusando al Gobierno de ilegítimo, hundir la economía, romper la unidad de España, traicionar la soberanía popular…, ese mismo Gobierno pacta el salario mínimo con la CEOE y los sindicatos, se vuelve a emplazar con los mismos agentes para modificar la reforma laboral, reciben el respaldo de los inversores en el Foro de Davos.... Circunstancias que demuestran lo lejos que esta la oposición de la realidad. ¿Qué hacemos con esta oposición? H

*Analista político