La vuelta al cine está siendo mucho más fácil de lo que previsiblemente va a ser la vuelta al cole. No se trata, todavía, de un volver en toda regla; de momento son pocos los cines, menos los estrenos y escasos, bastantes escasos, los espectadores. Pero es un signo, un ejemplo de las ganas (la necesidad) de encontrarse y compartir.

Más complicada resulta la vuelta al teatro, al menos en Barcelona. El Govern ha rectificado su absurda decisión del pasado julio y los teatros pueden volver a abrir sus puertas (aunque con severas restricciones de aforo: no más del 50%), desde el pasado domingo y por un periodo de 15 días, pasados los cuales, y a la vista de la evolución de la pandemia, se estudiarán nuevas medidas.

El sector teatral cree que esta limitación del 50% hace inviable la apertura. Pero acostumbrado, como está, a que la misma razón de su oficio sea una larga y continuada carrera de obstáculos, confía en que, llegado septiembre y mejoradas las condiciones sanitarias, pueda levantar de nuevo el telón sin más restricciones que las que vienen dadas por el obligado distanciamiento entre butacas, lo que ya limita considerablemente el número de espectadores. Con esa esperanza preparan, valientes, la nueva temporada.

En esa vuelta al teatro, pero, ya nada será lo mismo. Una encuesta realizada en Londres la última semana ha puesto de manifiesto que una de las mayores amenazas para la vuelta normalizada al teatro es la preocupación del público por llegar hasta allí. Los hipotéticos futuros espectadores afirman que su temor principal no está en el hecho de «entrar y sentarse» en un teatro sino en el hecho de «desplazarse para ir» al teatro. Ir y volver, para ser más precisos. Una mayoría reconoce estar deseando asistir a las representaciones, pero, al tiempo, manifiesta no saber cómo hacerlo porque tiene un miedo cerval a utilizar, para desplazarse, el transporte público. ¡Éramos pocos y parió la burra!

Digo yo que a pie, en bicicleta, en patinete, en camello o en coche de caballos, cuando hay ganas se llega. Y si para que lleguen hay que echar una mano, aquí estoy yo el primero para llevarlos en brazos o cargármelos a la espalda. ¿Alguien dijo miedo? H

*Actor y director teatral