Como estaba más que cantado, Leo Messi recibió el lunes en Zúrich su quinto Balón de Oro, el premio que reconoce al mejor futbolista del año, según la votación de capitanes de selección, entrenadores y periodistas de todo el mundo. Un nuevo triunfo personal de la estrella azulgrana a la que Cristiano Ronaldo pretendió retar el año pasado con su extemporáneo grito, al ganar su tercer galardón. Desde la derrota de Anoeta (primer partido del 2015) hasta final de año, ha sido una trayectoria impecable. Ni en lo individual, donde Messi ha brillado de nuevo por encima de todos, ni en lo colectivo, con cinco títulos, nadie se le ha acercado. Con 28 años, los límites del astro aún están por escribir. Si está dejando atrás su juventud futbolística, no hay duda de que ha acumulado una madurez e inteligencia en el campo, que le permiten seguir siendo el mejor.

Junto a él también ha estado este año Cristiano Ronaldo, pero ya ha aparecido por primera vez en el trío el nombre de Neymar. El brasileño está demostrando una gran progresión, que de seguir así, le convertirán en sucesor de Messi. Por si fuera poco, Luis Enrique, galardonado como mejor entrenador, sigue los pasos de Guardiola, director de aquel equipo de las seis copas, que parecía irrepetible.