No puede acabarse el mes sin hablar de él. Me refiero a Quique Arenós, que es quien todo el año sostiene esta página con su humor político y muy intencionado. ¡Qué tío! Pero en mi búsqueda de seres humanos para mis páginas de los sábados, personas que de alguna manera hayan tenido alguna relación con alguien o algo de la provincia de Castellón, me he encontrado en que un tal Javier Errando es nada menos que el famoso Mariscal a quien yo buscaba, el humorista creador de aquel muñeco llamado Cobi, de los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992. Y la historia -pública, en los periódicos y revistas-- de Mariscal me llega a través de ese cultivado escritor que es Pau Arenós, el hijo de Quique. Así que entre Almassora y Vila-real anda el juego. Y mi cariño y admiración para todos. Quiero dejar constancia de que en 1995, en el área de Cultura del Ayuntamiento de Castellón, cuyo concejal era entonces Miguel Ángel Mulet, creamos una colección de libros que titulamos Imágenes-Humor y elegimos a Quique para que fuera el autor de la primera obra, que se anunció como Castelló (n). Después, una obra cada año, han ido apareciendo otros autores, Traver Griñó y su hija La Keta, María José, Xipell, Lorenzo, Pere Rambla, Pascual Cándido… Todos con éxito, aunque fue Quique el primero y dio empuje por ello a la colección.

Lo que me llamó la atención de lo escrito por Pau Arenós, fue la declaración de Mariscal, en la que informó del porqué de en lugar de firmar sus obras como Javier Errando, que era su nombre, lo hacía con el segundo apellido, Mariscal, en honor de la curiosa historia vital de su suegro Federico, el padre del doctor Errando, y su afecto por él.

En otro orden, hablando de afectos, el famoso psiquiatra Enrique Rojas hablaba de la madurez afectiva:

--“Madurez es aquel estado de conocimiento, decía, buen juicio, prudencia y saber que se ha ido alcanzando de manera positiva la trayectoria sentimental.

--¿Así que…?

--Así que mantenerse enamorado a pesar del paso del tiempo, significa que el otro es valioso, fuerte y sólido todavía y merece admiración, comprensión y diálogo. Eso es amor”. Bueno, pues, ¡viva!”.

Y le digo lo mismo a Pau Arenós. Su padre mantiene con brío su firma pero su hijo Pau le sigue llenando de amor al escribir en los medios cosas tan interesantes, como decir del eterno Mariscal que es previsor, pues tituló una exposición suya como Cien años con Mariscal. Mucho tiempo. Abrió el estudio en su nave del barcelonés Poblenou, donde se derraman las buganvillas de los diseñadores alegres. Lo cierto es que Mariscal es imprevisible: es su gracia y su peligro. Jamás sabes si habla en serio o cachondeándose, despistado o atento, si lo que cuenta es verdad o fantasía, exageración o juego. Al parecer, detesta el psicoanálisis barato, pero reconoce que ha reflexionado para publicar dos libros, Drawing Live y Mariscal’ Sketches, hecho de rescates y memoria. A mí, mientras tanto, me ha dado por construir torres y castillos de arena en la playa. H