El PSOE decidió en el 2004 buscar en la izquierda tradicional y en los nacionalistas el sustento de su hegemonía. Deudor de los votos de los socialistas catalanes, ZP implantó en su partido y en la política española el mismo esquema del tripartito catalán: socialistas, comunistas, ecopacifistas y separatistas. Un bloque con tendencia rupturista que abandonó con toda claridad el centro político.

El hundimiento del PSOE en favor de la extrema izquierda en las elecciones gallegas y vascas del pasado fin de semana es extraordinario: el sorpasso en Galicia y País Vasco a costa de En Marea y Podemos supone el descalabro socialista, que ha pasado a estar a 30 puntos del PP. Y en el País Vasco los socialistas han pasado de los 25 escaños de Patxi López en el 2009 a los 9 de Idoia Mendía en la actualidad.

El PSOE está recogiendo los vientos que sembró Zapatero en el 2004, que continuó alentando Rubalcaba en el 2012 y que ahora Pedro Sánchez, con una torpeza extrema, mantiene con incansable fuelle.

Sánchez, incapaz de entender la realidad política que le envuelve, ha copiado la pésima táctica de sus predecesores y flirtea con radicales, separatistas y totalitarios vendiendo un supuesto progresismo que no es más que fruto de su absoluta empanada mental.

El centro sociológico ha vuelto a abandonar a los socialistas este pasado fin de semana y la izquierda tradicional ha emprendido el mismo camino. Cansada de votar a sucedáneos, ha vuelto a votar a los auténticos radicales con lo que los socialistas, elección tras elección, se dejan en la gatera no ya los pelos, sino centenares de miles de votos.

Pedro Sánchez lleva tanto tiempo intentando parecerse a los nacionalistas, a los separatistas y a los comunistas, que ha perdido todos los votos por el centro y se ha encontrado que desde la extrema izquierda le imputan en gran medida el ser el responsable de la crisis por omisión, por inacción y por haber traicionado los valores de la izquierda.

Los socialistas decidieron abandonar el centro político en el 2004, renunciaron al patriotismo constitucional en el 2008 y abandonaron el centro sociológico abrazando el perroflautismo en el 2015. Y si no cambian de discurso acabaran en la inanidad más absoluta siendo un partido irrelevante con un techo electoral inferior al 20% que le dejará simplemente en uno más de los partidos minoritarios.

El PSOE necesita ofrecer un discurso, no ya igual en toda España, sino simplemente un discurso próximo al patriotismo constitucional, acompañando al PP en cimentar las bases sólidas de la recuperación económica, política y moral de nuestro país. Esto, y no una deriva radical, es lo que merecen los españoles. H

*Vicepresidente de la Diputación Provincial de Castellón