Rabia

Como una patada en la boca del estómago. Un dolor que te deja sin respiración y con una sensación de parálisis y bloqueo. Así siento cada muerte, cada violación y cada agresión hacia una mujer. En mi triple condición de mujer, madre y letrada en excedencia de la Oficina de Atención a las Víctimas, lamento cada día, y en especial cada 25 de noviembre, que la sociedad y las administraciones públicas no hayamos sido capaces de arrancar esta lacra social. Ayer mismo, una nueva víctima en Vinaròs... y otra vez la patada en el estómago… Por eso hoy, como mujer, exijo a quienes gobiernan, más protección para las víctimas y más planes de formación para nuestros policías locales. A quienes administran justicia, hoy exijo mayor contundencia y sentencias ejemplarizantes, y a mis compañeros, amigos, familiares, hoy les pido tolerancia cero hacia el insulto, el chiste o la broma fácil, porque también cambiando nuestro lenguaje empezaremos a cambiar el mundo. Pero sobre todo como madre, hoy exijo mejor educación y la incorporación en los planes de estudios de una asignatura sobre igualdad. Quiero que mi hija crezca en una sociedad que la respete y valore como ser humano con idénticos derechos, deberes y oportunidades que sus amigos niños.