Empieza la cuesta de enero, y también la temporada de rebajas. Estos dos acontecimientos coinciden en el tiempo con el nombramiento de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno del Reino de España. Habrá quien piense que Sánchez es un presidente en rebajas, o quizá quien opine que con Sánchez se inicia la cuesta de enero, pero tanto para unos como para otros, lo cierto es que España tiene un presidente con los apoyos políticos que hace poco tiempo el propio Sánchez rechazaba tajantemente. Por tanto el nombramiento de Sánchez genera multitud de dudas e incertidumbres que solo el tiempo, y los hechos, podrán disipar, pero de lo que no cabe ninguna duda es que solo Sánchez gana como presidente, el resto esta por ver.

La primera gran duda que se genera es ¿qué ofrece Sánchez como presidente? Lo cierto es que durante el periodo navideño, Sánchez ha regalado (los oídos) a tanta gente, que Papá Noel y los Reyes Magos no le ha podido superar en las ofrendas navideñas. Sin embargo, ningún rastro escrito ha quedado de la magnánima dádiva de Sánchez a vascos, catalanes, canarios, turolenses… y ya se conoce el valor de la palabra de Sánchez como candidato y como presidente, tiene el mismo valor que la carta a los Reyes Magos, un ejercicio de mucha ilusión.

Mas allá de las ofrendas a determinados territorios, nadie sabe que ofrece al ciudadano de a pie. A juzgar por las lagrimas que se le escaparon a Pablo Iglesias, una vez elegido en el Congreso Pedro Sánchez como presidente, lo de la subida de impuestos debe ser cierto. Iglesias, si los rumores de la vicepresidencia son ciertos, en poco tiempo ha pasado de criticar a la casta, a ser casta de elite, con mando directivo, y su sueldo está entre los que van a verse salpicados por la subida de impuestos que se anuncia, por tanto tiene cierta lógica lo de las lagrimas. Por tanto, Sánchez e Iglesias acuerdan subir impuestos. Pero, ¿qué más? Pues de momento nada más, dado que si hay que pagar 20 ministerios, con el sequito de cargos que ello comporta, la subida debe ser más que interesante ya que todos esos ciudadanos querrán cobrar a fin de mes.

Visto lo visto parece que la cuesta de enero será para muchos, y los chollos de las rebajas solo los encontrarán algunos. Hoy los españoles se preparan para abrocharse, y bien, el cinturón. Otros, unos pocos, se preparan para ingresar en Ministerios que antes conocían por manifestarse a sus puertas. Estoy seguro que a ese desfile ministerial no le faltara la escenografía típica de la izquierda. Algunos llegaran en transporte público o taxi, otros lo harán en bicicleta o andando (recordaba a la sra. Marco «mis zapatos serán mi coche oficial»), pero tanto unos como otros, una vez pasada y publicada la foto, se subirán en el coche, se moquetizarán y con la primera nómina se les olvidaran las manifestaciones, los círculos y las asambleas.

¿Y a los valencianos qué? Pues seguiremos esperando. Puig nos hablará de las bondades y la paciencia que hay que tener dado que el gobierno empieza a andar pero que hay buena sintonía, es progresista, declarará la emergencia climática, luchara contra las desigualdades, y ese largo etcétera que el lector ya conoce, y una vez acabe de pronunciar todo eso nos daremos cuenta que con Sánchez las rebajas solo se practicarán con los valencianos, exactamente igual que desde que con la moción de censura consiguió ser presidente. Nadie ha notado en esta tierra que Sánchez haya hecho nada por nosotros, sencillamente no le importamos nada. Par los valencianos empieza la cuesta.

*Diputado del PP en Les Corts