Hace unas semanas vino a España el relator de la ONU con el objetivo de valorar nuestras políticas sanitarias, sociales y educativas. ¿Saben cuál fue su conclusión? Como se suele decir ahora: «Todo mal». Nada que no supiéramos.

Ante esta situación, los gobiernos deberían haberse planteado hacer autocrítica y poner soluciones serias y rigurosas para consolidar una reconstrucción fuerte y vigorosa.

En materia educativa hay mucho que reconstruir, desde dotar de recursos para el buen funcionamiento a todos los centros subvencionados con fondos públicos, sin sectarismo alguno, hasta cumplir con las medidas de seguridad oportunas. Esto pasa por garantizar aulas dignas y no barracones.

También en esta reconstrucción el sistema debe adaptarse a la era digital y abastecer de formación y recursos tecnológicos a toda la comunidad educativa para que nadie se quede atrás.

No nos olvidamos tampoco de la seguridad de todos nuestros menores en el inicio del curso. Para ello, es importante contar con la figura del enfermero o enfermera escolar como elemento clave de prevención y promoción de la salud, y poder así controlar los riesgos de la pandemia. Porque las familias necesitan tener la tranquilidad de que sus hijos no corren peligro y conocer que estas medidas son aplicadas y supervisadas por un profesional.

Igualmente, las familias necesitan saber que conciliar la vida laboral y familiar no se convertirá de nuevo en una misión imposible. Porque el virus sigue ahí fuera y el teletrabajo ha llegado para quedarse. Desde la autocrítica primero y la política útil después, todo será más fácil. H

*Diputada autonómica y portavoz provincial de Ciudadanos