La última memoria anual del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat vuelve a insistir en la insuficiencia de personal y de espacios en los órganos judiciales de la provincia de Castellón. Un problema que se cronifica y que urge solucionar si se pretende agilizar la resolución de los procedimientos judiciales. En concreto, llama la atención que en el partido judicial de Castellón, la Ciudad de la Justicia, pese ser relativamente nueva, ya se ha quedado pequeña. En concreto, su archivo resulta insuficiente y además, tampoco hay sitio para los nuevos órganos judiciales que se pudieran crear. Pero, aparte, resulta crucial mantener los actuales refuerzos con vistas a que la actividad de los órganos judiciales sea más ágil. Entre los ámbitos que los magistrados citan como más afectados se encuentran el de Menores que cuenta con una plantilla muy corta y lastrada por distintas bajas, lo que ha elevado la carga de trabajo.

También las sedes de Nules y Segorbe tienen carencias. En el primer caso, es preciso mantener los refuerzos en Civil ante el aumento de la entrada de nuevos asuntos. Mientras, Segorbe cuenta con unas instalaciones obsoletas. Se precisa una mejor accesibilidad y eliminación de barreras y un nuevo juzgado ante el alza de la carga de trabajo en Civil y Penal. Por último, Vila-real demanda un fiscal especializado en violencia de género y Vinaròs más espacio para archivo, un juzgado mixto y refuerzo de personal.

En definitiva, hace falta un plan de choque global para mejorar la justicia, no con vistas al cortoplacismo, ni de parches, sino pensando en soluciones perdurables.

En una situación de emergencia sanitaria y económica como la que se vive en España es comprensible que el Gobierno, que carece de la mayoría suficiente para aprobar los Presupuestos Generales por sus propios medios, busque el máximo posible de aliados para sacar adelante las cuentas del Estado.

Cuando presente a las Cortes su proyecto presupuestario, Pedro Sánchez no puede verse de nuevo en una situación agónica como las vividas con las últimas extensiones del estado de alarma. Entonces, y ante la pérdida de otros apoyos, fue Ciudadanos quien salió al rescate. No del Gobierno ni de Sánchez, como bien aclararon sus portavoces, sino de una situación que, si se descontrolaba, podía haber producido un grave problema de salud pública.

Ahora, Sánchez vuelve a tantear a Cs con el objetivo de cimentar una mayoría parlamentaria en torno a unos Presupuestos que son imprescindibles para garantizar la estabilidad política y asegurar la llegada de los 140.000 millones de ayuda europea. Un dinero indispensable para salir del bache económico y que se refleja en los últimos datos conocidos: caída del 18,5% del PIB en el segundo trimestre y un millón de parados más, sin contar los ERTE.

No se le escapa a nadie que una posible alianza con Cs es un elemento de desestabilización en el bloque de partidos que garantizó su investidura, empezando por su propio socio de Gobierno. Unidas Podemos ha replicado que este tipo de acercamientos entra en conflicto con el contenido del pacto. El presidente sabe, no obstante, que su obligación es buscar una mayoría presupuestaria sólida.