CARTA AL DIRECTOR

Hace falta tener mucha desfachatez para declarar, una y otra vez, en una investigación judicial, que la procedencia irregular de unos inmensas cantidades de dinero con las que se han comprado mansiones en lugares privilegiados y que han sorteado la fiscalidad mediante sociedades instrumentales en innumerables paraísos multicolores, correspondían a donaciones, a préstamos o a regalos, y que por eso, precisamente por eso, por corresponder a donaciones, a préstamos o a regalos, es por lo que no se han declarado.

Y yo, que no entiendo ni de paraísos fiscales, ni de cuentas opacas, ni de tantas otras chapuzas que se utilizan para ocultar la procedencia o el destino de dichas donaciones, préstamos o regalo, me pregunto que porqué tanta ingeniería financiera. Supongo que tendrá que haber alguna razón, pero váyase usted a saber en cuál o en cuales razones se fundamenta. Casi mejor mirar para otro lado y poner cara de póker como si no fuera con nosotros, para no salir escaldados, cuando todos sabemos que hay gato encerrado, pero que muy encerrado.

Enrique Stuyck Romá