Cuenta el cómico Javier Gurruchaga que a su madre no le gustaban demasiado algunas de sus caracterizaciones. En particular la suya propia, porque decía que ella no se parecía al cansino personaje que él interpretaba en televisión. Javier Gurruchaga nunca dejó de imitarla. Era su manera de homenajearla. Y ella acabó por comprenderlo. Hubo más gente que no entendía sus imitaciones de otras personas.

Pero en la televisión de los años 80 en España se veían cosas que hoy en día parecen imposibles de encontrar. Hoy además de provocar una fuerte polémica quizá tendrían consecuencias de otro tipo. ¿Veríamos hoy un skecht con el presidente del Gobierno como aquel de la entrevista de Victoria Prego a Felipe González? El mítico programa Viaje con nosotros dejó momentos como ese o como el de la Moreneta a dúo con un Jordi Pujol que repartía dinero a jugadores en un vestuario.

Meses después el mismo canal, TVE, nos regaló otro acontecimiento. En este caso, de índole periodística en el programa El martes que viene. Mercedes Milá entrevistaba al hermanísimo: Juan Guerra. Alfonso Guerra era entonces el todopoderoso vicepresidente del Gobierno socialista y el escándalo estalló cuando se supo que su hermano ocupaba un despacho en la sede de la Delegación del Gobierno en Sevilla sin ser funcionario. Y lo hizo de 1983 a 1989.

Milá se sentó frente a él y le espetó: «Señor Guerra, no se va a quedar conmigo. ¿No comprende que no le vamos a creer?». Poco antes el entrevistado había intentado explicar, sin éxito, que resultaba normal recibir a más gente en su despacho que el propio delegado del Gobierno siendo él un simple asesor. Juan Guerra fue condenado a un año de cárcel por fraude fiscal e inducción a la prevaricación. El vicepresidente del Gobierno, como muchos seguramente recordarán, acabó dimitiendo.

Si vamos al terreno de la música o del cine, esa mirada al pasado se hace todavía todavía más dolorosa. Pablo Carbo- nell y el Agüita amarilla de los Toreros Muertos hoy casi serían objeto de un escrache e imaginen qué diríamos de Las Vulpes y su Quiero ser una zorra o Yo les mando a la mierda. O los diálogos entre las protagonistas de la película de Pedro Almodóvar Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón.

Piensen ahora en lo ocurrido esta semana en la Feria de Arte Contemporáneo ARCO con la retirada de una exposición de fotografías pixeladas en las que apenas se distinguían las caras de los personajes y que representaban una crítica a la encarcelación de varios políticos catalanes.

La organización de la feria se ha disculpado, pero no ha rectificado ni mucho menos. Neolenguaje. Decir y no hacer nada para rectificar. Esta es una nueva contribución a los pasos atrás que estamos dando y que veremos cómo se recuperan.

*Periodista